El deceso del Papa Francisco ha llenado de pena a buena parte del mundo que recuerda su pensamiento y ejemplo. Entre sus rasgos característicos tenemos su crítica a las ideologías, y su lucha contra injusticias de todo tipo.
Durante su gira por Paraguay (2015), subrayó: “No sirve una mirada ideológica que termina usando a los pobres al servicio de otros intereses políticos y personales. Las ideologías terminan mal, no sirven. Las ideologías tienen una relación o incompleta o enferma o mala con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo. Por eso fíjense en el siglo pasado, ¿en qué terminaron las ideologías? En dictaduras siempre…Siempre. Piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo”.
En la Encíclica Laudato Si (2015), afirmó: “el capitalismo mata”, al señalar que favorece la destrucción ambiental y la desigualdad social.
En 2016, resaltó que “en Europa, América Latina, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de estas —lo digo claramente con nombre y apellido— ¡es la ideología de género!”.
En otra ocasión (2020), manifestó: “Es bastante triste cuando las ideologías se apoderan de una nación, un país y desfiguran a la patria”.
En la Encíclica Fratelli Tutti (2020), sobre la Fraternidad y la Amistad Social, fue contundente: “El desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utiliza demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de intereses económicos de los poderosos”. Agregó que hay líderes que buscan “instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder”.
Y explicó: “El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente. El neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más…”.
Asimismo, “la política no debe someterse a la economía y esta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia”.
De regreso de Mongolia (2023), en su conversación con periodistas, el pontífice puntualizó: “El imperialismo siempre se consolida sobre la base de una ideología. También en la Iglesia hay que distinguir entre doctrina e ideología: la verdadera doctrina nunca es ideológica, nunca”.
En otra ocasión (2023), dijo: “Estad atentos que el Evangelio no es una idea, el Evangelio no es una ideología: el Evangelio es un anuncio que toca el corazón y te cambia el corazón, pero si tú te refugias en una idea, en una ideología, ya sea de derechas, ya sea de izquierdas, o de centro, tú estás haciendo del Evangelio un partido político, una ideología, un club de gente”.
El Papa Francisco sostuvo que la política debe servir al bien común, no al poder, y debe guiarse por la caridad. Sus lecciones siguen exhibiendo la falsedad de ideologías y demagogos que corrompen la verdad, la ley y la cultura para concentrar más y más poder, y aprovecharse de gobernados.