En los juegos olímpicos se habla de muchas cosas, desde récords hasta el aspecto físico de las competidoras y la ropa que deben o no utilizar.
Esto no es algo nuevo. Las medallistas olímpicas Ana Gabriela Guevara y Soraya Jiménez, fueron fuertemente criticadas por no cumplir con cánones de belleza estereotípicos y la gimnasta Alexa Moreno, fue blanco de crueles burlas en redes sociales y medios de comunicación por su supuesto “sobrepeso”. Por otro lado los medios se refieren a la clavadista Paola Espinoza y la arquera Aida Román como “sexys”, “coquetas” o “sacarse partido”.
Antes de iniciar las justas olímpicas, el equipo femenino de voleibol de playa de noruega fue multado con mil 700 dólares por utilizar "ropa inapropiada" al negarse a jugar en bikini durante el torneo europeo y utilizar shorts de lycra, más cortos y ajustados que los de sus compañeros varones.
Estas posturas, que bien podrían considerarse irracionales, tiene una larga y vergonzosa historia. Hace 20 años, la futbolista Brandi Chastain, se quitó la camiseta para celebrar el penalti con el que obtuvo el triunfo en la Copa del Mundo lo que le valió fuertes criticas por quienes calificaron su expresión de júbilo como "inapropiada" al mostrar su bra deportivo, a pesar de que los jugadores masculinos a menudo hacen lo mismo.
Por otra parte, la Federación Francesa de Tenis prohibió a Serena Williams utilizar un traje completo en el abierto de Francia, por considerarlo “inapropiado” a pesar de que resultaba más cómodo para la tenista tras el difícil parto de su hija. Hace poco la doble campeona paralímpica Olivia Breen fue amonestada verbalmente porque sus shorts eran "inapropiados", aunque eran iguales a los de las demás competidoras.
Todos los anteriores son ejemplos del machismo y la misoginia que imperan en el deporte. Tokyo es diferente debido a las expresiones de las atletas femeninas que han expresado su rechazo a las condiciones sexistas que imperan en el mundo del deporte.
Por ejemplo, el equipo de gimnasia femenino alemán, con el apoyo de su Federación, utilizó leotardos que cubrían sus piernas hasta los tobillos como una manera de protestar en contra de la "sexualización en la gimnasia".
Es evidente que las regulaciones que determinan el vestuario deportivo de las mujeres son obsoletas y contribuyen a la discriminación y perpetuación de estereotipos de género.
El aspecto físico y la moda no deben ser un factor con el que se juzgue la actuación de las mujeres, ni en los juegos olímpicos ni en ninguna otra actividad. Las atletas tienen un papel indiscutiblemente importante que jugar y no deberían ser señaladas con argumentos absurdos y contradictorios. La decisión de con que cubrirse o no, mientras no les de una ventaja competitiva injusta, debe ser exclusivamente de las mujeres.
Si algo han traído consigo los juegos olímpicos de Tokyo es la prueba de que la verdadera fuerza y poder de las mejores atletas del mundo está en su voz.
Directora Regional de CELAPAZ e integrante de la Red Nacional de Alertistas.
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