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El embarazo y el nacimiento de una persona ha sido uno de los acontecimientos sociales más importante a lo largo de la historia. En la antigua Grecia, como en Mesoamérica la celebración de la maternidad reconocía la importancia de la mujer y su capacidad para dar vida.
La celebración formal del Día de la Madre inició en 1914, cuando el presidente norteamericano Woodrow Wilson la proclamó como día festivo nacional en su país. Siguiendo el ejemplo de EU, el entonces director del periódico Excélsior, Rafael Alducín, propuso celebrar por primera vez a las madres mexicanas el 10 de mayo 1922, siendo nuestro país el primero en América Latina.
Gracias a los logros alcanzados por la lucha feminista, cada vez más mujeres alrededor del mundo ejercen control sobre su sexualidad y dominio sobre sus cuerpos, algo que le fue negado a nuestras madres, abuelas y bisabuelas. Gracias a ello pueden acceder a oportunidades educativas, laborales y profesionales y hoy ocupan puestos de liderazgo en campos como la academia, la ciencia, las empresas o la política. Sin embargo, de acuerdo con la casa encuestadora IPSOS, a pesar de los importantes avances logrados en el Siglo XX y las dos primeras décadas del siglo XXI, el 41% de las personas encuestadas considera que la razón de ser de las mujeres es ser buenas madres y buenas esposas.
En 1950 el promedio de hijos e hijas de una mujer mexicana era de 7, para 2023 había bajado a 1.6, siendo esta disminución más notable en zonas urbanas. De acuerdo con la ENADID-INEGI 2023, más y más mujeres mexicanas eligen no ser madres o posponer la maternidad. En palabras de la investigadora Abigail Vanessa Rojas Huerta, del Instituto de Geografía de la UNAM, "la tendencia a postergar la maternidad irá en aumento, sobre todo en los países desarrollados, donde la edad media para parir por primera vez oscila entre los 35 y los 40 años". Lo mismo ocurrirá en México, a pesar de que en nuestro país aún se estigmatiza a quienes deciden no ser madres.
Ser madre es una experiencia personal, única e irrepetible, condicionada por las tradiciones, la cultura, la educación, la religión, el nivel socioeconómico, el estado civil, el acceso a la salud y las políticas públicas del país en que vivimos. Para muchas mujeres ser madre se traduce en un trabajo no remunerado, agotador y poco valorado, impuesto por la sociedad. Para otras es el logro más importante de sus vidas a pesar de los múltiples sacrificios que se esperan de ellas.
Tenemos una deuda histórica con millones de mujeres a las que se ha responsabilizado de educar, criar y cuidar al futuro de la humanidad. Desafortunadamente, muchas madres alrededor del mundo enfrentan desafíos como la pobreza, la violencia, la falta de libertad y la inseguridad. Por ellas debemos seguir impulsando los cambios sociales, económicos, culturales y jurídicos que permitan a todas las mujeres decidir con libertad ser madres.
Este 10 de mayo, la maternidad será elegida o no será.
Titular de Aliadas Incidencia
Estratégica e integrante de la
Red Nacional de Alertistas.
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