El 1 de junio más de 12 millones de personas de todo el país acudieron a las urnas para participar en la Elección del Poder Judicial de la Federación y decidir, con su voto, qué personas integrarán los Juzgados de Distrito; los Tribunales Colegiados de Circuito; las Salas Regionales y el Pleno del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; el Tribunal de Disciplina Judicial y la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Para algunas personas, el proceso electoral del domingo resultó ser todo un éxito, aun cuando la participación en las urnas no superó el 13 por ciento de la lista nominal. Para otras, que así lo expresaron en las marchas que organizaron en diversas ciudades, fue el último clavo en el ataúd de la independencia judicial. Para la gran mayoría de las y los mexicanos el proceso para elegir al Poder Judicial pasó sin pena ni gloria.

Si la comparamos con la elección de apenas hace un año, la participación ciudadana fue mucho menor, algo preocupante cuando los y las principales promotores de este proceso de selección ganaron la mayoría de las gubernaturas, las Legislaturas locales y el Congreso de la Unión y llegaron a la Presidencia de la República con más de 33 millones de votos. Si lo vemos desde otro ángulo, millones de personas ejercieron su derecho a participar e hicieron caso omiso del llamado a no acudir a las urnas que promovió con vehemencia la oposición. Con acordeones o sin acordeones ellas, con su voto, decidieron por los millones que prefirieron no salir de sus casas.

Así las cosas. Vasos medio llenos y vasos medio vacíos; dimes y diretes; vencedores y vencidos. Y en medio una ciudadanía atrapada entre la desinformación, la ilusión, el desencanto y el miedo a perder apoyos económicos; una oposición desdibujada al punto de no figurar y un partido gobernante, convertido en aplanadora, que ahora será todavía más formidable, porque la elección le trajo todo lo que había pedido en su carta a los Reyes Magos.

Lo que viene ahora es esperar que quienes lleguen a los tribunales sean personas independientes, integras, preparadas y congruentes; que su propósito genuino sea proteger los derechos de miles de hombres y mujeres que solo han sido blanco de la injusticia y que lo hagan de manera pronta y expedita. Ojalá.

Para quienes ríen de contento, recomiendo mesura y enfocarse en recuperar la confianza de millones de ciudadanos y ciudadanas que ven con sospecha al proceso electoral. Para quienes lloran, una dosis de autocrítica no les caería mal para descubrir por qué siguen perdiendo terreno. Para quienes se esfuerzan para que a México le vaya mal, espero que entiendan que dispararse en un pie sale caro y es muy doloroso. Para las y los que seguimos apostando por nuestro país desde el apartidismo, tal vez es hora de dejar de vivir en la neutralidad, porque ya quedó claro que la tibieza da asco y no conduce a nada.

Para México deseo justicia y paz. Sobre todo mucha paz.

Titular de Aliadas Incidencia

Estratégica e integrante de la

Red Nacional de Alertistas.

FB: maricruz.ocampo

Twitter: @mcruzocampo

Google News