Hace unos días tuve la oportunidad de participar como ponente en un Congreso Científico en Guatemala donde las asistentes, todas investigadoras de diferentes universidades de Latinoamérica, compartieron conmigo sus experiencias como mujeres en el ámbito de las ciencias.

Una compañera nos dijo cómo, mientras daba una conferencia, un asistente la interrumpió para "aclarar" un punto que ella ya había cubierto y luego proceder a explicar un concepto que ella acababa de exponer. En otro caso, un investigadora de la UNAM, compartió como un colega, que no trabaja en su campo, la corrigió de manera pública sobre un tema en el que ella es la experta. En mi caso, la peor experiencia que he vivido fue la ocasión en que un funcionario de gobierno estatal me pidió participar en una sesión de zoom, en la que procedió a explicarme, con diapositivas en Power Point, qué es la atención a mujeres víctimas de violencia de género y cómo debo atenderlas cuando acudan conmigo.

Conclusión, en las ciencias y el derecho, como en otras áreas del conocimiento, las mujeres enfrentamos de manera cotidiana una de las formas de machismo más comunes: la manera paternalista que tienen algunos hombres de explicarnos algo que ya sabemos.

En 2008, la escritora norteamericana Rebecca Solnit, escribió el ensayo "Los hombres me explican cosas", en el que narra cómo, con suma facilidad, algunos hombres, incluso desconocidos, se sienten con el derecho de dar a las mujeres consejos sobre cómo vivir sus vidas, cómo hacer algunas tareas y cómo eliminar sus “sentimientos de inferioridad”.

Esta conducta ha derivado en el vocablo inglés "mansplaining", que ocurre cuando un hombre explica algo a una mujer de manera condescendiente, incluso si ella es experta en el tema. El mansplaining es tan común que la mayoría de las investigadoras que participaron en el congreso dijeron haberlo experimentado por lo menos una vez en sus vidas a manos de sus jefes y colegas e incluso de sus propios estudiantes.

El mansplaining refleja una actitud patriarcal en la que algunos hombres ven a las mujeres como subordinadas, débiles, ignorantes o inferiores. Este tipo de conductas contribuyen a la desigualdad e invisibilización de las experiencias y conocimientos de las mujeres y, en el peor de los casos, generan inseguridad y lastiman la confianza que ellas tienen en sus competencias, expertise y capacidades.

¿Por qué algunos hombres se sienten con el derecho de explicarnos cosas que ya sabemos? Porque no reconocen el valor de las mujeres ni nuestra capacidad para expresar ideas, realizar tareas o resolver problemas.

Para erradicar esta forma cotidiana de machismo, es necesario crear espacios donde se valore nuestra experiencia, se tome en cuenta nuestra opinión, se fomente nuestra participación en condiciones de igualdad y se preste atención a lo que decimos sin interrumpirnos ni corregirnos.

Conclusión: si no te pido tu opinión, no me la des.

Titular de Aliadas Incidencia

Estratégica e integrante de la

Red Nacional de Alertistas.

FB: maricruz.ocampo

Twitter: @mcruzocampo

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