En muchas empresas, universidades e instituciones, las mujeres tienen menos probabilidades de avanzar en sus carreras. Por un lado, si no son dóciles , sumisas, serviles y abnegadas o si hablan con asertividad, automáticamente son etiquetadas como "difíciles para trabajar con ellas" y son vistas como "demandantes y amenazantes" por sus compañeros de trabajo. Por el otro lado, si las mujeres no hablan fuerte, hacen propuestas o defiende su postura, sus jefes y colegas las clasifican como "caballos de batalla" silenciosos que carecen de habilidades de liderazgo y solo sirve para la "talacha".
Si a eso sumamos otros obstáculos que limitan o impiden a las mujeres ascender en su carrera profesional como la idea errónea de que las mujeres prefieren elegir ser madres sobre sus profesiones, los "techos de cristal", los "pisos pegajosos" y las "escaleras rotas", entenderemos las grandes desventajas que enfrentan las mujeres en pleno siglo XXI.
Los techos de cristal se refieren a las barreras invisibles, implícitas e intangibles que obstaculizan el avance profesional de las mujeres en las jerarquías empresariales, académicas, políticas y del servicio público. Estos límites surgen de fallas graves en la estructura institucional que se sustentan en factores socio culturales, estereotipos, prejuicios e ideologías machistas.
Los techos de cristal afectan a las mujeres en todas sus etapas de desarrollo profesional, pero se agravan en momentos particulares como son el embarazo, la crianza de hijos e hijas y el cuidado de personas adultas, enfermas o con discapacidad.
El término "piso pegajoso" engloba la carga psico-emocional que muchas mujeres que se desarrollan en espacios profesionales experimentan. A las presiones laborales se suman las presiones culturales y exigencias de la pareja y familia, que la hacen creer que su lugar "natural" es el hogar y sus responsabilidades primordiales la crianza, el cuidado y el trabajo doméstico, por eso muchas optan por dejar su desarrollo profesional para "cumplir" con las expectativas sociales. Para corregir este fenómeno es necesario implementar prácticas institucionales que promuevan la corresponsabilidad familiar y la conciliación trabajo-familia.
Las "escaleras rotas" impactan en las mujeres que participan en el mercado laboral y que, en su camino profesional, se encuentran con peldaños resbalosos, rotos o disparejos como la falta de redes de apoyo y protección, la exigencia de las empresas de que las empleadas deben "estar disponibles en todo momento y lugar" o la falta de tiempo y recursos para el estudio o la atención física y emocional personales.
Eliminar estos obstáculos requiere de acciones concebidas desde la perspectiva de género con enfoque feminista, orientadas a desterrar, de los entornos laborales, prácticas, conductas y políticas internas discriminatorias que impiden, limitan o interfieren en las trayectorias profesionales de las mujeres.
Titular de Aliadas Incidencia
Estratégica e integrante de la Red Nacional de Alertistas.
Twitter: @mcruzocampo FB: maricruz.ocampo