Maricruz Ocampo Guerrero

Los jocosos no hacen gracia

Las fiestas decembrinas nos dan la oportunidad de reunirnos con amistades, familiares y colegas con quienes no hemos convivido durante el resto del año. Es la época que muchas personas aprovechan para relajarse, “soltarse el pelo” y liberar el estrés que la rutina, las obligaciones familiares y el trabajo aportan a nuestras vidas. Como constantemente nos recuerdan los villancicos que saturan los medios de comunicación, supermercados y redes sociales, es un momento de “paz y de mucho amor”.

Tristemente, algunas personas, sobre todo muchos hombres, aprovechan estas fiestas para liberarse de toda inhibición y realizar despliegues de una incontenible “jocosidad”, especialmente cuando han consumido cantidades incalculables de alcohol.

Los “jocositos” con frecuencia arruinan las celebraciones para el resto de las personas, especialmente para muchas mujeres. A estos personajes los caracterizan los chistes machistas, racistas, misóginos, sexistas y homolesbofóbicos. Su forma de expresión es ofensiva y vulgar, particularmente hacia las mujeres y, si se les reclama, se justifican echando la culpa al alcohol, al ambiente festivo o a las “viejas que lo provocan y no aguantan nada”.

Las relaciones personales con los “jocosos” son de muchos tipos: familiares, laborales, institucionales y sociales. Entre los familiares están el tío que intenta tocar de manera inapropiada a las sobrinas, el cuñado que se burla de su esposa en casa de los suegros, el novio que comenta sobre su vida sexual en la sobremesa, el abuelo que molesta a las nietas porque “no son como las mujeres de antes” y primo que agrede a su mujer “porque no sabe cocinar”. En la oficina y la escuela se destacan el jefe que se pone “cariñoso” con sus empleadas, el colega de trabajo que comparte fotos que cosifican a sus compañeras o el rechazado que no soporta que le digan que no e insiste en asediar a sus alumnas sin comprender que está cometiendo hostigamiento sexual. En lo comunitario, los encontramos en las verbenas populares, chiflando, toqueteando y haciendo comentarios inapropiados a mujeres desconocidas.

Desafortunadamente, debido a factores socioculturales, estos comportamientos se asumen como normales por las personas que observan o son blanco de las jocosidades. “Está bromeando”, “ya sabes cómo es”, “es mala copa pero en el fondo es buena persona” o “ni modo, es el jefe, aguanta” son frases que demuestran la normalización de este tipo de comportamientos en las relaciones sociales.

Las violencias contra las mujeres y niñas están presentes todos los días del año, pero se exacerban durante la temporada navideña, en las que las reuniones sociales se transforman en espacios inseguros para miles de ellas.

En estas fiestas generemos espacios seguros para todas las personas y asumamos la responsabilidad colectiva frente a la violencia señalando las agresiones, dejando de justificarlas y rompiendo el silencio.

Actuar con violencia no es gracioso. Nunca lo ha sido.

Titular de Aliadas Incidencia

Estratégica e integrante de la

Red Nacional de Alertistas.

FB: maricruz.ocampo

Twitter: @mcruzocampo

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