Hace unos días, el Senador Ricardo Monreal, en su cuenta de X, comentó que Andrés Manuel López Beltrán es víctima de "violencia vicaria política" porque la derecha insiste en llamarlo Andy.

La publicación desencadenó la protesta de diversas organizaciones feministas que, con toda razón, manifestaron su indignación ante el uso oportunista que Monreal hace de una de las violencias más perniciosas y crueles en contra de las mujeres. Sin embargo, no contento con el error inicial, que bastantes vapuleos le trajo, el Senador insiste en emplear el término y ahora hasta dice que acuñó la expresión "derecha vicaria", para defender al líder (ese si vicario) de su partido. Igual que ocurrió el día del frustrado desafuero de Cuauhtémoc Blanco, el legislador de Morena hace uso de consignas, logros y objetivos de la lucha feminista de manera incorrecta, por no decir mezquina.

La violencia vicaria constituye una de las violencias sistemáticas más crueles en contra de las mujeres. De acuerdo con el Instituto Belisario Dominguez del Senado de la República, la violencia vicaria es la violencia contra las mujeres que se ejerce a través de lastimar a otras personas, principalmente a sus hijos e hijas. Esta modalidad de violencia es especialmente grave, debido a la intencionalidad del agresor de causar el máximo daño a la víctima.

Ocurre de diversas formas: cuando el padre evita toda comunicación con la madre respecto de los hijos e hijas, cuando les sustrae, cuando los y las descuida o cuando les causa daños físicos o emocionales con el propósito de angustiar a la madre y seguir ejerciendo poder sobre ella. En el peor de los casos, los agresores privan de la vida a los y las menores a fin de causar el mayor sufrimiento posible.

En todos los casos, los y las hijas deben considerarse como víctimas directas del agresor, quien les transforma en herramientas para intensificar el dolor de la madre, dado que esta forma de violencia impacta en su salud psicológica y física.

De acuerdo con el TEPJF, en materia política, la violencia vicaria se da cuando el maltratador la utiliza para intimidar y hacer daño a la mujer víctima, empleando como herramientas de dominación a sus hijas, hijos o animales o dañando a seres queridos como padre o madre, con el propósito de manipular, limitar o disuadir las aspiraciones políticas de la mujer.

Estoy segura de que Andrés Manuel López Beltrán, un hombre de casi 40 años, no necesita que el Senador Monreal lo defienda. Ya está grandecito y seguro puede solo. Eso sí, le va a costar trabajo quitarse el apodo con el que ha sido conocido toda su vida. Por otro lado, Ricardo Monreal necesita una dosis de humildad para aceptar que se equivocó al utilizar el término violencia vicaria. Ojalá alguien se apiade de él y le aclare su error con palitos y bolitas, porque es más que evidente que el Senador no tiene quien le explique.

Titular de Aliadas Incidencia

Estratégica e integrante de la

Red Nacional de Alertistas.

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