Acompañar a víctimas de violencia sexual se fundamenta en un principio básico: "creerle a las víctimas". Esto es indispensable porque con frecuencia, quienes han sufrido una agresión sexual, deciden no buscar acompañamiento psicológico, asesoría jurídica o atención médica por temor a que no les crean, lo que las deja completamente solas para lidiar con el trauma que este tipo de agresión genera.
Por eso, es fundamental que, cuando una mujer nos comparta su experiencia de violencia sexual estemos preparadas para escucha de manera activa, empática y positiva. Tengamos presente que, compartir su historia, es el primer paso en su camino hacia la recuperación.
Las denuncias por violación, abuso, acoso y hostigamiento sexual oscurecen el horizonte legal de nuestro país. De enero a diciembre de 2023 se iniciaron 22 mil 725 carpetas de investigación por el delito de violación de acuerdo al informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Sin embargo, el Senado de la República considera que, cada día, 243 mujeres mayores de 18 años son violadas en México, esto es 88 mil 695 casos al año. Creo que esa cifra se queda corta. La ENVIPE 2020 contempla que, el 92.4% de los delitos no se denuncia.
Como sociedad debemos comprender que, contrario a lo que piensan muchas personas y un gran número de abogados, las mujeres víctimas de violencia sexual dicen la verdad, porque denunciar conlleva usualmente, agresiones, humillaciones y señalamientos contra la víctima. Las denuncias falsas representan menos del 2 % de los casos.
Los delitos sexuales pocas veces se realizan frente a testigos o existen pruebas gráficas o documentales que los acrediten. Por ello, recabar evidencia para probar los hechos se convierte en una tarea que las Fiscalías deberían realizar con toda seriedad. En ese sentido, tanto la Corte Interamericana de Derechos Humanos como la Suprema Corte de Justicia de la Nación han determinado que la declaración de la víctima constituye una prueba fundamental sobre el hecho. También consideran que este tipo de delitos requieren medios de pruebas distintas de otras conductas y que, debido a la naturaleza traumática de los hechos, el recuento de la víctima puede presentar algunas inconsistencias o variaciones.
Denunciar violencia sexual resulta difícil, precisamente por el temor a no ser creídas, a que el agresor pueda causarles más daño o al escarnio que la sociedad impone a las mujeres que se atreven a denunciar.
Denunciar violencia sexual requiere de mucho valor por parte de la víctima y de una enorme capacitación y experiencia por parte del equipo jurídico que la asesore. Como sociedad tenemos una enorme deuda con miles de mujeres que todos los años son violadas en México, deuda que podemos pagar creyéndoles.