En mi lugar de trabajo hay un mural que refleja los valores del espacio, y eso me hizo pensar en todas las obras de arte ocultas alrededor de la ciudad. Me quedé reflexionando sobre cómo el arte nos acompaña cada día: está en nuestra cotidianidad, incluso en lugares que a veces pasamos por alto. El graffiti, por ejemplo, nos recuerda que el arte no está solo en los museos; también forma parte de la vida urbana, de nuestras calles y rincones. Por eso hoy quiero contarte un poco sobre la historia del graffiti y, en particular, hablar de uno de los artistas urbanos más reconocidos a nivel mundial: Banksy.

El graffiti ha dejado su huella en grandes ciudades como Nueva York desde los años ochenta. Uno de sus espacios más emblemáticos fue 5 Pointz, donde los artistas podían pintar legalmente; sin embargo, fue demolido en 2013 para construir condominios, borrando los muros que lo habían hecho icónico.

La noticia de que 5 Pointz desaparecería coincidió con la residencia artística de Banksy en Nueva York, lo que le dio aún más fuerza a su proyecto. Durante un mes creó un graffiti diario, que compartía en sus redes sociales pero sin revelar la ubicación exacta de las piezas, lo que hizo que multitudes lo buscaran por toda la ciudad. En total, Banksy realizó 31 obras bajo el título Mejor afuera que adentro, con las que criticaba cómo funciona el arte “oficial”: los museos, galerías y otros espacios cerrados que suelen limitar quién puede disfrutar del arte y decidir qué es valioso. Con su trabajo, Banksy mostraba que el arte no necesita esos lugares para ser importante y que todos deberían poder acceder a él, no solo un grupo pequeño y privilegiado.

La última pieza de la estadía de Banksy se tituló Infable y era un throw-up, el cual es un tipo de graffiti. La obra iba acompañada de una audioguía en la que el artista explicaba que se trataba de un tributo a los inicios del movimiento del graffiti, el tagging. Además, hablaba del graffiti como una forma de arte que desafía las reglas establecidas: un arte que debe vivir en las calles, entre la gente, y no solo dentro de las instituciones.

Como las demás piezas de su residencia, el lugar donde se hizo esta obra fue muy importante por su significado social y político. Estaba a menos de tres kilómetros de 5 Pointz, el icónico espacio simbolizaba la resistencia de los artistas callejeros frente a la cultura dominante. Esto ayudó a que la gente tomara conciencia sobre la demolición de esos edificios. Con esta obra, Banksy terminó su residencia rindiendo homenaje a los inicios del graffiti moderno y despidiéndose de la ciudad, dejando un mensaje sobre lo importante que es el arte de las calles y cómo puede hacernos pensar y cambiar la forma en que vemos la sociedad.

El arte también es desafiar, cuestionar lo establecido y abrir espacios para que todos puedan sentirse parte de él. Banksy nos recuerda que el arte no solo está en museos o galerías, sino que puede vivir en las calles, despertar conciencia y transformar la forma en que vemos el mundo. Lo que hace que algo sea arte no siempre es la técnica, sino la capacidad de conectar con las personas y las ideas que provoca. Pero, ¿tú qué opinas? ¿Crees que el graffiti es arte?

*Lic. en Historia del Arte y Curaduría

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