El embarazo es una etapa en la que el cuerpo cambia de manera sorprendente, y con esos cambios aparecen fenómenos curiosos como los antojos o, en el lado opuesto, los alimentos que de pronto producen rechazo y náusea. Aunque muchas veces se habla de ellos como simples “caprichos”, la realidad es que tienen una explicación biológica.

Las náuseas del embarazo afectan a la mayoría de las mujeres, sobre todo en el primer trimestre. Su origen está relacionado con el aumento de hormonas, en especial la gonadotropina coriónica humana (hCG) y los estrógenos, que alcanzan niveles muy elevados durante estas semanas. Estas hormonas actúan sobre el sistema digestivo y el centro del vómito en el cerebro, haciendo que ciertos olores o sabores se vuelvan insoportables. Además, el sentido del olfato se agudiza, lo que potencia estas sensaciones.

Los antojos, en cambio, parecen estar relacionados a la necesidad del cuerpo de obtener nutrientes específicos, aunque no siempre de forma directa. Algunas investigaciones sugieren que los antojos son un mecanismo de adaptación: ciertos alimentos aportan energía rápida (como frutas o carbohidratos), mientras que los rechazos suelen darse hacia productos que podrían representar un riesgo, como carnes crudas, café o alcohol o hacia alimentos con bajo valor nutricional. Es decir, el cuerpo podría estar “programado” para proteger a bebé en una etapa vulnerable del desarrollo.

Otro aspecto importante es que las náuseas, aunque molestas, se han asociado con un menor riesgo de aborto espontáneo, probablemente porque reflejan un entorno hormonal fuerte para sostener el embarazo. Sin embargo, cuando son excesivas y afectan la alimentación o provocan pérdida de peso (hiperémesis gravídica), requieren valoración médica.

Conocer el origen de estos síntomas ayuda a vivirlos con mayor tranquilidad y a distinguir cuándo forman parte de lo esperado y cuándo es necesario consultar al especialista. En la práctica, lo más recomendable es escuchar al cuerpo: comer en pequeñas cantidades, evitar olores que detonen náusea y priorizar alimentos frescos y bien tolerados. Y sobre los antojos, se pueden disfrutar con moderación, siempre y cuando no representen un riesgo para la salud.

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