María José Rodríguez Sibaja

Hablar para sanar: duelo perinatal

Cada madre y cada familia necesita su propio ritmo para sanar; no existe un tiempo correcto para dejar de sentir

Octubre es el mes de la sensibilización sobre el duelo perinatal, una fecha que muchas familias atraviesan en silencio. Hablar de la muerte durante el embarazo o después del nacimiento no es frecuente; socialmente evitamos el tema, como si no nombrarlo hiciera menos real el dolor. Pero el duelo perinatal existe, y reconocerlo es el primer paso para acompañar con empatía a quienes lo viven.

El duelo perinatal es el proceso emocional que atraviesan las madres, los padres y las familias ante la pérdida de su bebé durante el embarazo, el parto o en los primeros días o semanas de vida. Puede tratarse de un aborto temprano, muerte fetal o fallecimiento neonatal, y aunque las circunstancias varían, todas tienen algo en común: la ruptura entre la expectativa de vida y la realidad de la pérdida.

En la mayoría de los casos, el duelo perinatal es un duelo silenciado. Como sociedad es común minimizarlo con frases como “puedes intentarlo de nuevo”, “aún eres joven”, etc. sin comprender que no se llora solo un bebé, sino también un futuro que no será. Reconocer el duelo perinatal es fundamental no solo para quienes lo viven, sino también para el entorno. Nombrar al bebé, validar el dolor, escuchar sin juicios y sin prisa son formas poderosas de acompañar. Cada madre y cada familia necesita su propio ritmo para sanar; no existe un tiempo correcto para dejar de sentir.

Hablar de duelo perinatal no busca aumentar la tristeza, sino romper el aislamiento. Cuando el dolor se comparte, se transforma. Por eso octubre es un mes para encender una vela, recordar con amor y decir sin miedo los nombres de quienes partieron demasiado pronto. Porque cada historia, aunque breve, merece ser contada.

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