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El 10 de mayo celebramos a las madres como símbolo de entrega, sacrificio y amor incondicional. Pero más allá de las flores y regalos, vale la pena detenernos a preguntar: ¿qué necesitan en realidad las madres para estar bien?
Desde la perspectiva médica, el bienestar materno no es sólo la ausencia de enfermedad. Es el acceso a una atención integral que acompañe a las mujeres antes, durante y después del embarazo. Implica tener controles prenatales de calidad, estudios y diagnósticos oportunos, tratamientos eficaces y una atención personalizada.
Las madres necesitan espacios donde puedan ser escuchadas, entendidas y no juzgadas. Necesitan poder expresar sus miedos, sus dudas, sus duelos, sin que se les exija ser “fuertes” todo el tiempo. La salud mental perinatal sigue siendo una deuda en muchos sistemas de salud, y sin ella, no podemos hablar de “bienestar”.
También necesitan acompañamiento informado. Vivimos en la era de la sobreinformación: internet, redes sociales, chats de inteligencia artificial. Las futuras mamás reciben mensajes contradictorios todo el tiempo. Los médicos y el personal de salud debemos ayudar a discernir, a interpretar y a decidir con evidencia, sin generar culpa ni ansiedad.
Y cuando hablamos del posparto, las necesidades no disminuyen: lactancia, sueño, vínculo, recuperación física. Todo sucede en un cuerpo que ha atravesado una transformación radical. Reconocer el posparto como una etapa médica, emocional y social es indispensable. A esto muchas veces se suma el reto de integrar la maternidad y la vida profesional. En nuestro país, las licencias por maternidad son cortas comparadas con otros países, y los espacios de trabajo rara vez están adaptados para promover la lactancia.
Hoy más que flores, muchas madres necesitan políticas públicas que las protejan: trabajo con perspectiva de género, licencias dignas, un sistema de salud que las respalde y una sociedad que deje de romantizar el sacrificio y reconozca una corresponsabilidad real en el cuidado.
Que este 10 de mayo sea también un recordatorio de que celebrar no es sólo agradecer, también es exigir condiciones reales de bienestar para todas las madres.