Marcela Ávila-Eggleton

De quintetas y autocrítica

A casi 5 años de la llegada de Morena al poder, es evidente su visión autoritaria.

29/03/2023 |08:24Marcela Ávila-Eggleton |
Redacción Querétaro
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Tras poco más de un mes del inicio de los trabajos del Comité Técnico de Evaluación (CTE) para elegir a quienes ocuparán las cuatro vacantes en el Consejo General del INE se dieron a conocer las quintetas y con ellas, los alegatos a favor y en contra de un proceso que, en teoría, privilegia criterios técnicos.

Más allá de los cuestionamientos que, en su momento, se hicieron sobre la imparcialidad del CTE, la principal crítica se ha centrado en la llamada “quinteta dorada”, de donde se elegirá por mayoría de dos tercios —o insaculación— a quien ocupará la presidencia del Consejo General del INE.

Si bien la legislación contempla requisitos de elegibilidad y controles para evitar conflicto de interés, mucho se ha cuestionado que 4 de las 5 integrantes tengan relaciones de parentesco y/o cercanía con miembros del partido en el poder.

Cada una de las mujeres que integran esta quinteta tiene trayectoria propia; cuatro  de ellas, en materia electoral. Por ello, descalificarlas en automático por sus vínculos familiares sería tanto como afirmar que no tienen voluntad ni capacidad propia. Sin embargo, la coincidencia genera suspicacia y, en política, no hay coincidencias. ¿Implica esto que es un golpe a la imparcialidad de nuestra máxima institución electoral? No, al menos no necesariamente.

A las y los consejeros hay que evaluarlos en función de su desempeño y, en particular, del sentido de sus votos. Sin embargo, aún si los cuatro nuevos integrantes del Consejo General asumieran una postura abiertamente favorable a determinada fuerza política, deben conducirse en el marco de la ley. No es la primera vez en la historia del IFE/INE que se busca presionar e incidir en las decisiones desde el poder; el conflicto derivado de la implementación del modelo de comunicación política emanado de la reforma 2007-2008 es quizá uno de los episodios más emblemáticos.

Morena no es el único partido que se ha confrontado con la institución electoral y de eso se tienen que hacer cargo los partidos que hoy son oposición. La constante en la historia del IFE/INE ha sido enfrentar los embates de partidos, candidatos y grupos de presión que ven sus intereses comprometidos como resultado de una resolución de la autoridad electoral. Quizá por ello, en la lucha por la defensa del INE los partidos han sido rebasados por la ciudadanía.

El resultado electoral de 2018 fue una manifestación del hartazgo de amplísimos sectores de la ciudadanía. A casi 5 años de la llegada de Morena al poder, es evidente su visión autoritaria y su desprecio por el diálogo y la negociación.

Sin embargo, las oposiciones han sido incapaces de ofrecer alternativas y ahora, a pesar del discurso, sus actos dan cuenta de su falta de capacidad para ofrecer una salida democrática e incluyente a la crisis que vive el país. Por eso, no es extraño que el INE, como símbolo, parezca ser la única bandera capaz de aglutinar la disidencia.