AMLO hizo del combate a la corrupción su discurso favorito. Aunque no abundan los estudios empíricos que permitirían un conocimiento preciso de la opinión de las personas acerca de por qué votaron por cada opción, es muy probable que la corrupción no era ni el principal problema de México ni tampoco el más sentido por la mayoría de la población. Porque para esa mayoría ofendida por un desarrollo nacional que, en el mejor de los casos, la ignoraba, la dejaba atrás y repartía beneficios solo para algunos —los menos—, ello, precisamente, parece ser lo más importante. Y AMLO supo mantener la apariencia de que los pobres eran importantes y que empezaban a ser tenidos en cuenta. No era tanto una cuestión de dinero, sino de dignidad.

Cuando digo dar la apariencia no pienso que fuera solo apariencia, sin bases reales. Un número muy importante de mexicanos tuvo mejor suerte con el gobierno de la 4T que la que hubiera sufrido con cualquier otra alternativa posible. Pero junto a los efectos reales —como la mejora en lo destinado a salarios— hubo también “rollo”. El origen y el lenguaje popular, no escolar del presidente anterior, frente a la arrogancia de las élites, le sirvieron. Y en el esquema, la fachada de austeridad, también. Porque es evidente que el boato aleja de las mayorías; particularmente si una vida de dispendio es detentada por un gobernante, porque siempre cabe la idea que gasta a costa de lo que uno paga y, por tanto, goza mientras yo sufro.

Pero el esquema no es perenne. Los gobiernos de Morena tienen algunos problemas: el liderazgo más o menos embozado de López Obrador, manejando sus camarillas, lo que menoscaba el propio de la presidenta y dificulta su tarea de gobierno; es uno. La creciente militarización de la vida política nacional, a tal grado de que será difícil revertir el poder de los generales, con graves riesgos de indisciplina, otro. Pero, sobre todo, se pone en riesgo la seguridad —de por sí pobre— de la población en general. Máxime cuando se ha llegado al extremo de carecer de una policía civil nacional y con las facultades brindadas al ejército en materia de inteligencia, es decir, de espionaje sobre cualquiera. Cuando un militar de rango sea también electo gobernante, ¿qué fuerza podrá hacerle contrapeso?

La corrupción, ciertamente, no es la fuente principal de las injusticias. El capitalismo (no solo él) funciona naturalmente con corrupción. Pero hay extremos. Y lo que parece ser la complicidad de la 4T con algunos cárteles es un extremo. Que un miembro de altísimo rango del gobierno de Andrés Manuel, jefe de su gabinete, que asistía a las reuniones de seguridad quizá trabajara, al mismo tiempo, para lo que era el principal narcocártel no se puede entender sin la complicidad de su propio jefe. Hay otros hechos que revelan el favoritismo del presidente anterior hacia dicho grupo delincuencial. Ahora parecer estarse desmontando, pero solo para que el CJNG tome el puesto.

La fachada de austeridad se resquebraja y solo parece mantenerse en la propia presidenta de la República y no en nadie más de la nomenclatura de Morena. Los que en el pasado reciente se rasgaban las vestiduras ante la corrupción gubernamental son los que ahora portan gustosos los trajes del dispendio.

La mejora en los ingresos del factor trabajo llegará también a su límite. Porque la actividad económica sufre un estancamiento, cuando no un proceso recesivo; porque los ingresos públicos también se estancan y los repartos de efectivo se sostienen a costa de los recortes en salud y educación, lo que finalmente significará un deterioro mayor de los niveles de bienestar. A ello hay que sumar (o, más bien, restar) los efectos de la política migratoria de los Estados Unidos y su impacto sobre el ingreso de remesas, a lo que seguramente habrá que añadir (o, más bien, quitar) un impuesto.

Todo ello sin instituciones que hagan contrapeso al poder del gobierno, lo que daría al menos la ilusión de tener medios de defensa frente a un poder casi absoluto. Desafortunadamente, lo único que parece sostener en el tiempo este poder es la falta de alternativas. No hay ninguna que se vislumbre en un cercano horizonte.

Académico en retiro de la UAQ

Google News