Hace unos días me encontré con un informe de ONU Mujeres que habla de los principios para el empoderamiento femenino en las empresas, y quise aprovechar el contexto del Día Internacional de la Mujer, para retomar ese tema.

Y es que una de las áreas clave en las que las mujeres hemos luchado por espacios e igualdad es en la laboral.

Actualmente hay una participación femenina cada vez mayor en México. Ésta cerró en el último trimestre del 2023 en un nivel de 46.5%, la mejor cifra trimestral de la historia.

Lo cierto es que si bien, en los últimos años se ha hecho un esfuerzo importante para disminuir la brecha de género en el sector empresarial, la realidad es que aún hay muchos obstáculos que tienen que enfrentar las mujeres para participar de forma equitativa en el mercado laboral y empresarial.

Esto a pesar de que los beneficios son múltiples. Por ejemplo, se ha demostrado que existe una correlación positiva entre la actividad empresarial femenina y el crecimiento del Producto Interno Bruto.

El Banco Mundial ha señalado que facilitar el acceso de más mujeres a la fuerza laboral mundial ayudará a duplicar la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) global en una década.

Tan sólo en México, el Producto Interno Bruto (PIB) de México aumentaría al 22% si se les diera el mismo acceso de educación y oportunidades de trabajo a las mujeres.

En cuanto a la rentabilidad, un estudio elaborado por Catalyst observó que las empresas con más mujeres en la junta de dirección eran 16% más rentables que las demás.

Pero además, el aprovechamiento del talento femenino puede impactar también en estar en sintonía con un mercado de consumo, el cual cada vez está más guiado por las mujeres (representan el 64% de las decisiones).

Algo que a mí me parece muy importante también, desde mi visión de consultora en comunicación y reputación, es que las empresas con una mayor presencia de mujeres tienden a desarrollar mejores esquemas de responsabilidad social corporativa y una mayor diversidad de trabajo filantrópico. Gracias a esto, mejoran su reputación e imagen de marca, con lo que fidelizan y acceden a nuevos clientes e inversionistas, y/o retienen y captan un mayor talento profesional.

En fin, promover la igualdad de género, además de ser la opción justa, es la más inteligente. Cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, las economías crecen, y en las empresas el impulso femenino, sin duda, es un buen negocio.

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