En México, la realidad de los fraudes financieros, como los cometidos por supuestas apps de préstamos, es aún más grave de lo que parece. No solo por la proliferación de estas estafas, se estima que tres de cada diez usuarios que solicitan un préstamo a través de una app son víctimas de fraude, sino porque casi nadie las denuncia.
Según Kardmatch, más del 83% de los afectados por estafas en apps de préstamos nunca acudió a ninguna autoridad, una cifra que evidencia la pasividad frente a estas prácticas.
Pero esta falta de acción no es un fenómeno aislado, forma parte de un patrón nacional mucho más amplio. La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2023 confirma que solo alrededor del 10.4% de los delitos ocurridos en México fueron denunciados.
El resto —casi el 90%— se mantiene en la llamada “cifra negra”, es decir, aquellos delitos que suceden pero nunca llegan a registrarse oficialmente porque las víctimas no los denuncian. Y dentro de este radar, el fraude (bancario y al consumidor) es el delito con mayor proporción de no denuncia: un 97% de los casos no llegan a investigación oficial.
Pero, ¿por qué no denunciamos? Veo, entre muchos factores, tres principales razones. Por un lado, la desconfianza sistémica e ineficacia percibida. Muchos no denuncian porque sienten que las autoridades no harán nada. Según estudios del INEGI, un elevado porcentaje de personas cree que denunciar resultará en pérdida de tiempo sin consecuencias reales.
Segundo punto, miedo y riesgo de represalias. Denunciar puede exponer a la víctima a amenazas, daño a su reputación o provocarle estrés emocional adicional. Pese a que en México ya existen amparos legales al anonimato de denunciantes, este derecho no siempre se hace efectivo.
Y tercer factor, ignorancia sobre los canales adecuados y lo que implica denunciar. Y es que muchas veces se desconoce cómo proceder y dónde, la falta de información y educación financiera hace que la denuncia parezca inaccesible o incluso inútil.
En el caso de las apps, de acuerdo con la Organización de Defensa del Deudor, los riesgos más frecuentes son: cobranza con amenazas y acoso digital, cambios unilaterales en intereses o plazos, depósitos no solicitados que luego generan deuda, y cargos ocultos.
Todas estas prácticas son ilegales y, aunque parezcan difíciles de enfrentar, sí existen mecanismos de defensa.
Si tú o alguien cercano fue víctima, hay instancias como la Condusef, Profeco o la Policía Cibernética que pueden ayudar. El consejo más importante es no guardar silencio.
Denunciar no solo ayuda a frenar estas prácticas, también protege a más personas de caer en las mismas trampas. Y sin duda, la prevención comienza con el conocimiento.
Por eso, para blindarse ante fraudes digitales de préstamos, se puede revisar si la aplicación se encuentra registrada en el SIPRES de la Condusef o en el Buró de Entidades Comerciales de la PROFECO.
Esta consulta puede realizarse en línea, ya sea con el nombre comercial de la aplicación o con su razón social.
Los fraudes financieros afectan no solo nuestro bolsillo, también nuestra paz mental. Infórmate, verifica, previene y denuncia si es necesario..
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