Musicalia

En entregas anteriores hablamos de compositores del modernismo, y continuamos con un gran compositor del romanticismo: Felix Mendelssohn. Iniciamos ahora una serie sobre grandes compositores rusos de los Siglos XIX y XX; los trataremos en orden cronológico. Empezamos con Borodín.

Aleksandr Porfírievich Borodín nació en San Petersburgo, Imperio Ruso, en 1833 y falleció en la misma ciudad en1887. Fue un destacado compositor del nacionalismo ruso. Fue hijo natural del príncipe georgiano Luká Stepánovitch Gedevanishvili, quien lo registró como hijo de uno de sus sirvientes, Porfiri Borodín. Aleksandr fue un autodidacta; aprendió a tocar la flauta, el violonchelo y el piano.

Tuvo una vida desahogada y recibió una buena educación, incluyendo clases de piano, francés y alemán. Debido a que estudió primero medicina y química, no fue sino hasta 1863, a los 30 años, que recibió clases formales de composición, como discípulo de Mili Balákirev.

Borodin pertenecía al “Grupo de los Cinco” (un círculo de jóvenes compositores que se reunieron en San Petersburgo en los años 1856-1870: Mili Balákirev –el líder–, César Cuí, Modest Músorgski, Nikolái Rimski-Kórsakov y Aleksandr Borodín). El grupo tenía el objetivo de producir un tipo de música típico de Rusia, en lugar de uno que imitara el estilo en que se basó la música europea.

Borodin fue quizá el más romántico de todos ellos y probablemente quien mejor supo asimilar el estilo folklórico ruso con la tradición sinfónica europea. Compuso música muy emotiva con gran colorido coral y orquestal. Se le conocía como ‘compositor de fin de semana’, pues se dedicaba a trabajar como químico en horario completo. Se casó en 1861 con una famosa y talentosa pianista nacida en Heidelberg, Alemania, Ekaterina Serguéievna Protopópova, con quien tuvo 3 hijos.

Compuso pocas obras pero muy pulidas y logradas. Escribió 3 sinfonías y la No. 2, quizá la más bella, muestra un gran dominio de la técnica; es una pieza enérgica, madura y concisa, llena de dinamismo rítmico y es quizá el mejor ejemplo de música nacionalista rusa unida a los principios clásicos de la forma.  

Su Príncipe Igor sigue siendo un hito de la ópera rusa. Tardó 18 años en componerla y no la terminó; la completaron Rimski-Kórsakov y Galzunov. Está ambientada en la Rusia del Siglo XII y describe el encarcelamiento de un príncipe ruso por una tribu tártara invasora. Destaca la utilización inusual del coro. Las emocionantes danzas de la tribu que cierran el 2º. acto son a menudo representadas en conciertos.

Sus obras incluyen el poema sinfónico En las estepas del Asia Central, un quinteto para cuerdas, un quinteto para piano y cuerdas, una sonata para violoncelo y piano, 16 canciones para bajo y piano, 3 de ellas además con violoncelo, piezas para piano, así como las ya mencionadas sinfonías 1 y 2, más una 3ª. incompleta al momento de su muerte. Compuso también 2 cuartetos bellísimos, sobre todo el No. 2, en Re Major (1881) que contiene un nocturno muy bello y sentimental. Este cuarteto es uno de los predilectos del autor de estas líneas.

Borodín murió a los 53 años de un infarto durante una fiesta organizada por los profesores de la academia en San Petersburgo, el 27 de febrero de 1887, y fue enterrado en el cementerio Tijvin del monasterio de Aleksandr Nevski. Su esposa le sobrevivió solamente 5 meses.

Un cuarteto de cuerdas fundado en Rusia en 1945 lleva su nombre, el Cuarteto Borodín, el cual grabó los dos cuartetos para cuerda, CD que obra en la discoteca del autor.

*Diplomático queretano; diletante de la música clásica. Twitter: @fgcossio

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