Ahora que la producción cinematográfica norteamericana Lincoln ha sido considerada una obra merecedora de varios premios internacionales, vale la pena reflexionar sobre el tema, que habla de historia y la vende al mundo como parte de su dominio ideológico en favor de la libertad.

El impacto de mostrar la lucha de un presidente por emancipar a los esclavos en su territorio hace olvidar que en nuestro país 55 años antes, tras el inicio de la lucha por la independencia, Hidalgo emitió un bando, el 19 de octubre de 1810, donde exhortaba a “todos los dueños de esclavos y esclavas” a la liberación de los mismos, bajo pena capital y confiscación de bienes en caso de incumplimiento.

Dicho bando, expedido por José María de Ansorena a petición de Hidalgo, no gozó de la difusión que el otro que contó con el beneficio de la imprenta. En Guadalajara, el 6 de diciembre de 1810, expide un textoo donde, entre otros conceptos, declara abolidos la esclavitud y ciertos tributos que pesaban sobre los indígenas y las castas. Con esto, Hidalgo legitima la lucha armada por la independencia a la vez que inicia la lucha antiesclavista en América. Ello le otorga un sesgo social de emancipación política y de soberanía al legislar a nombre del pueblo, otorgando igualdad jurídica y política a todos los mexicanos.

Más tarde, en Chilpancingo, el 5 de octubre de 1813, Morelos declaró que: “Porque debe alejarse de la América la esclavitud y todo lo que a ella huela, mando que los intendentes de provincia y demás magistrados velen sobre que se pongan en libertad cuantos esclavos hayan quedado, y que los naturales que forman pueblos y repúblicas hagan sus elecciones libres, presididas del párroco y juez territorial… sin distinción de castas, que quedan abolidas”.

Al instalarse la República, el presidente Guadalupe Victoria, con base en la Constitución promulgada en octubre de 1824, hace efectiva la abolición de la esclavitud, el 16 de septiembre de 1825. Sin embargo, fue hasta el 15 de septiembre de 1829 cuando la medida se oficializó, gracias al Decreto de Abolición de la Esclavitud, que expidió el presidente Vicente Guerrero. De este documento destacan tres puntos que a la letra dicen: “Queda abolida la esclavitud en la república (...); son por consiguiente libres los que hasta hoy se hubieren considerado como esclavos (...); cuando las circunstancias del erario lo permitan, se indemnizará a los propietarios de esclavos, en los términos que dispusieran las leyes”.

Quedaba así prohibida la introducción de esclavos y todo aquel que pisara suelo mexicano seria libre, pero no en Texas. Más tarde, en esa provincia, ya con mayoría anglosajona, en 1824 se discutió el tema pero sólo se concluyó en la prohibición del tráfico de esclavos. Cuando el congreso de Coahuila y Texas se dispone a la elaboración de su constitución, en 1825, los colonos angloamericanos vieron sólo por sus intereses y lograron que dicho documento no promoviera la emancipación de los esclavos. Lo cierto fue que prácticamente en el país no existían más esclavos que los de Texas. Hacia 1830 se ordenó obedecer la ley de la emancipación. La esclavitud oficialmente proscrita en México llevó a los colonos anglosajones a la rebelión dentro de Texas.

El esclavismo estaba metido en la médula de los colonos anglosajones, y para hacerse de este territorio y no perder a sus esclavos, se fraguó la lucha separatista y de anexión a los EU, claro, con el consentimiento y apoyo de la Casa Blanca. Años más tarde, en marzo de 1861, cuando Abraham Lincoln tomó posesión de su cargo, Carolina del Sur, Mississipi, Florida, Alabama, Georgia, Louisiana y por supuesto Texas se constituyeron en los Estados Confederados de América con Jefferson Davis como presidente, proclamando su secesión de la Unión.

La prioridad de Lincoln fue mantener a Estados Unidos como un solo país. Tras las pérdidas en las primeras batallas, tuvo que reconocer que el desarrollo de la guerra sólo podía cambiarlo haciendo de la guerra una cruzada contra la esclavitud y así podría obtener apoyo para la Unión tanto en el interior como en el exterior. Consecuentemente, el 11 de enero de 1863, dio a conocer la Proclama de Emancipación, que otorgaba libertad a todos los esclavos en áreas aún controladas por la Confederación. Con ésta y la promoción de la aprobación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución, en 1865, se cierra el primer capítulo de la esclavitud en EU, quedando pendientes sus derechos civiles.

Consejero electoral del Instituto Federal Electoral en Querétaro

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