La 4a Compañía iniciará su exhibición en cines este jueves tras amasar diez Arieles, incluyendo el de mejor película.
Es un thriller penitenciario, una película de acción que conmueve. Además la cinta logra un inesperado segundo aire justo en su final, al momento de los créditos, donde queda de manifiesto que la trama se basa en incidentes ocurridos durante el cacicazgo policial del Negro Durazo, hace cuarenta años. La película deja entonces de ser una ficción para convertirse en un capítulo de la historia negra de las instituciones de justicia mexicanas.
La cinta fue filmada en la llamada Penitenciaría de la Ciudad de México. Un acceso inusitado concedido por las autoridades de la capital permitió cuajar a los cineastas Vanessa Arreola y Amir Galván un filme que integra una parte de los hombres hoy privados de su libertad en Santa Martha. El proyecto tardó diez años en lograrse.
La 4a Compañía es una llamada de atención sobre los errores y terrores que subsisten en nuestras cárceles. Una de estas desviaciones se refiere al cobro ilegal de cuotas que hacen autoridades a los internos. Se cobra cotidianamente por aquello que no representa servicio alguno, como “pasar lista”, en donde las personas pagan por el simple hecho de vivir encarcelados. Otros eventos que ameritan pagos son dormir en una cama, ingresar comida o mantener posesiones en la celda tan simples como papel y lápiz.
La práctica de extorsionar a personas en prisión no es una anécdota. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía midió la frecuencia de algunos cobros ilegales a través de la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad 2016. Por ejemplo: 99% de los internos encuestados en Coahuila.
El cobro ilegal a internos podría parecer a algunos una transgresión permisible al Estado, un detalle menor. No lo es. Este esquema de corrupción redefine la distribución del castigo en la cárcel, alterando su lógica. Quienes pagan los platos rotos no son los internos más peligrosos ni los más violentos, pagan los más vulnerables, los internos que experimentan su primer contacto con el sistema, los internos con menos “experiencia”, con sentencias cortas. Además la dinámica genera rentas no auditables a autoridades de todos los niveles. Son una caja chica. Y en la medida en que estas fuentes de ingreso existan, será más difícil avanzar una reforma penitenciaria.
La 4ª Compañía es una historia de policías y ladrones en donde estos roles se intercambian fluidamente, muy a la mexicana, retratando con verosimilitud el caos que vivimos. Sirva esta película para surcar agenda sobre el futuro de nuestras prisiones, con la esperanza de que el momentum electoral la tome en cuenta y evite que las piezas podridas queden acomodadas en el mismo lugar que hoy ocupan.
Candidata a doctora en Políticas Públicas por la Universidad de California en Berkeley.
@LaydaNegrete