Cuando se estudian los tratados o manuales antiguos, se puede creer que los artistas se enfrentaban a una lucha interminable al momento de crear obras de arte que perduraran, pues con frecuencia, los pigmentos eran muy volátiles, reaccionaban mal con otros materiales o cambiaban de color con el tiempo, también había pigmentos letales o eran desmesuradamente caros y difíciles de adquirir. Se podría asumir, por tanto, que si se encontrara un pigmento que no fuera caro, relativamente abundante, completamente estable y en un color para el que hubiera muy pocas opciones, habría una gran demanda de ese pigmento. En el caso de la tierra verde, no fue así.
Conocido como tierra verde o verde de Verona, se trata de una colección de pigmentos bastante híbrida compuesta de tierras pigmentadas de manera natural y composiciones minerales diversas, se encuentran en toda una serie de colores, que va desde el verde bosque oscuro hasta una tonalidad casi cocodrilo, e incluso un tono bastante bello tipo bruma marina. La desventaja que tienen es su escasa potencia de tinción, pero son todos muy permanentes y estables, bastante trasparentes, funcionan perfectamente con todos los aglutinantes, le otorgan a los óleos una textura cremosa muy particular y, lo más importante, son de los pocos pigmentos verdes disponibles de forma inmediata.
Las fuentes de tierra verde no son tan comunes como las de otras tierras, como el ocre o las sienas. Éstas generalmente se encuentran en lugares donde antiguamente hubo mar. Los yacimientos más grandes de este tipo de tierra se encontraban en Chipre y Europa central, aunque hoy en día están casi agotados. Existía también un yacimiento muy importante cerca de Verona, Italia, como ya se mencionó, pero ese también está actualmente agotado. Hoy en día muchos fabricantes de pinturas artísticas sustituyen la tierra verde por mezclas químicas con pigmentos artificiales; sin embargo, el resultado muchas veces son colores muy opacos o con demasiada luminosidad.
La tierra verde en la antigüedad era particularmente valorada por los pintores. No existían muchos pigmentos verdes en la paleta del pintor y muchos de los que existían eran muy caros. Por lo general, los artistas usaban un color al que llamaban verdaquio, el cual se produce con ocre y pigmento negro. De esta mezcla surge un color grisáceo de tono verdoso que es particularmente útil para pintar tonos de piel. Los verdaquios pueden mezclarse con distintos tonos de ocres amarillos, naranjas y diferentes negros. Los negros más utilizados para este fin solían ser el negro de vid y el carboncillo. Un gran ejemplo del uso de verdaquios podemos encontrarlo en la obra del pintor Anders Zorn, quien en muchos de sus cuadros utilizaba una paleta limitada de rojo bermellón, amarillo óxido limón, negro de marfil y blanco de plomo.
Cennino Cennini, un artista que fue pupilo del maestro toscano Giotto, era sin duda un pragmático. Le encantaba el arte y también le gustaba enseñar a otros. En Il libro dell'arte se explica todo tipo de procesos artísticos de la época, desde cómo moler un pigmento, crear pegamentos o aglutinantes, cómo aplicar barnices o preparar los bastidores de una forma profesional.
Cennini apunta con entusiasmo que es un pigmento bueno para todo, desde las caras hasta las tapicerías, y que funciona igual de bien si se trabaja en húmedo o en seco.