Como hemos leído en esta columna, el color es un elemento fundamental en el mundo creativo; la percepción que tenemos de ellos depende del territorio y tiempo específico, además de la situación económica, política o social. Sin embargo, y aunque podemos pensar que los colores son imaginarios debido a que es sólo un resultado físico de cómo el ojo humano refleja la luz del entorno, y el tono específico que vemos es el resultado en que nuestro cerebro procesa las diferentes longitudes de onda de ese estímulo luminoso.
El magenta es un color que no se encuentra en la naturaleza, sino que es una creación humana, en una conclusión el magenta no existe. Nuestro cerebro lo inventó. Ningún objeto en el universo emite luz de este color, porque carece de la longitud de onda propia. Magenta es un color extra-espectral, lo que significa que no se encuentra en el espectro visible de la luz. Más bien, se percibe fisiológica y psicológicamente como la mezcla de luz roja y violeta / azul, con la ausencia de verde.
Para definirlo, se trata de una coloración similar al fucsia (un rosa brillante), y su uso está relacionado con la actual teoría del color, que lo pone como elemento importante dentro de los círculos cromáticos actuales, junto con el amarillo y el cian (azul). Fue descubierto por primera vez a mediados del siglo XIX, cuando los científicos estaban experimentando con nuevos tintes para la industria textil. Uno de estos químicos, el francés François-Emmanuel Verguin, había estado trabajando en una mezcla de sustancias químicas para crear un nuevo tinte para la industria textil. Al final encontró una mezcla de anilina y otros productos químicos que producía un color brillante, pero desconocido.
A menudo los nombres de los colores suelen hacer referencia a la planta, animal o región de la que proceden como el amarillo indio procedente de la India, el azul añil proveniente de la planta de añil. Pero en este caso y como pasará con colores posteriores a la revolución industrial, donde los pigmentos van a ser creados sintéticamente, al magenta inicialmente se llamó Triaminotrifenylcarboniumchloride, palabra casi impronunciable. Posteriormente obtuvo el nombre de fucsina, pero obtuvo su nombre oficial debido a una batalla sangrienta.
La Batalla de Magenta se libró el 4 de junio de 1859 durante la Segunda Guerra de Independencia de Italia. Tuvo lugar cerca de la ciudad de Magenta en Lombardía-Venecia, una tierra de la corona del imperio austríaco, el lugar está edificado entre arroyos, canales de riego y puentes que impedían maniobras elaboradas de guerra y los austriacos convirtieron cada una de sus casas en una fortaleza en miniatura. La peor parte de la lucha la llevaron cinco mil granaderos de la Guardia Imperial francesa que perdieron la vida tratando de ganar esta batalla.
El magenta es un color que ha sido utilizado por los artistas de diferentes siglos y corrientes pictóricas. Uno de los primeros artistas en experimentar con el magenta fue J.M.W. Turner, quien lo utilizó en su obra de 1844 Rain, Steam and Speed. En esta obra, Turner utilizó el magenta como un tono de contraste para resaltar el vapor del tren y la lluvia. Paul Cezanne utilizó el magenta de forma interesante en su obra La Montaña Sainte-Victoire para enfatizar la naturaleza y la luz ambiental de la pintura.Sin embargo, el artista que más trabajo ha hecho con el magenta es Henri Matisse, quien amaba el magenta y lo utilizó en muchas de sus obras, creando combinaciones vívidas y atractivas. En su obra La Danza, Matisse utiliza tonos de magenta para crear un ambiente alegre y vibrante e incluso darle toques de color a la piel.