El feminismo es poder, quizá sea uno de los pilares más importantes del feminismo; no como forma de imponerse a la sociedad, sino como forma de reivindicar y visibilizar las voces de las mujeres, ayudando así a crear nuevos conceptos y espacios por una sociedad más equitativa. Aunque muchas artistas del pasado en ocasiones mostraron temas que son recurrentes en el arte actual, en su época fue una visión diferente e innovadora a la de los artistas varones, de forma paralela a los cambios sociales y políticos, las mujeres fueron adquiriendo un papel que ha ido incrementando su importancia en el mundo laboral y social, lo cual se ha reflejado claramente en el arte realizado por mujeres.

Los primeros registros de arte feminista fueron en la década de  los  años 70, en Estados  Unidos, anotando el proceso mediante el cual las mujeres tratan de acceder a los recursos materiales y simbólicos, buscando reforzar sus capacidades mediante la educación y la demostración de sus habilidades y destrezas, adquiriendo un mayor protagonismo en los ámbitos de la cultura y la realidad social; fueron a través de las prácticas artísticas y representativas adquiriendo conciencia de la identidad y autonomía personal, reivindicando la competencia y la presencia de las mujeres en el mundo del arte.

De entre las muchas artistas que desde los años 70 han producido obras, destacan la reflexión sobre el propio cuerpo y el autorretrato, además el encuentro de la propia identidad constituye una forma de oposición a la concepción de la mujer en los cuadros de artistas del género masculino: como cuerpo desnudo y pasivo que se ofrece como representación de la mujer como «esencia» de la belleza, pero carente de individualidad. Frente a esto, para muchas artistas la introspección en su propia vida y subjetividad constituyó el punto de partida de su expresión artística, una forma de hablar del «ser» mujer a partir de sus vivencias.

También se ha tratado de denunciar la violencia implícita o explícita en la vida de las mujeres, sus miedos y sus sentimientos o experiencias, que muchas veces son un tabú para la sociedad. Mujeres artistas procedentes de muchos contextos culturales nos muestran, a través de su trabajo, su reflexión artística sobre la mujer, el colonialismo y sus implicaciones de género o la discriminación por raza, género o clase social; ayudando así a reescribir la visión histórica y dando esa visibilidad a mujeres que antes no podrían alzar su voz y mostrarnos su cotidianidad.

En 1975, con el posfeminismo, se llevó a cabo la primer conferencia mundial sobre la mujer en México, marcándolo así cómo el año internacional de la mujer, esto dio la oportunidad para el desarrollo de proyectos artísticos latinoamericanos vinculados a la escena artística internacional que, incluso, siguen vigentes hasta el día de hoy. Esto dio cómo resultado la introducción de nuevas perspectivas creativas y de género, al igual que la inclusión de la teoría queer que han permitido un análisis a lo que no figura dentro de los problemas y perspectivas preconcebidas, borrando así los límites del contexto histórico antiguo.

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