En ocasiones se escuchan expresiones que permiten deducir, sin la mayor dificultad, el desconocimiento de los alcances y del progreso de la ingeniería civil, frecuentemente asociados a la construcción de vivienda y a otras obras que no son debidamente reconocidas en el soporte científico y tecnológico que las ha hecho posibles, evidentemente dichas valoraciones son consecuencia de cierta ignorancia y prejuicios.

Son admirables las contribuciones de ingenieros y arquitectos de las culturas antiguas, de eso se ha tratado en este espacio de opinión en artículos pasados. Asimismo, es conveniente exponer y reflexionar sobre algunos de los aportes de la ingeniería de nuestro tiempo que hacen notorio el progreso.

Puede señalarse lo referente a las presas de tierra, construidas con el fin de almacenar o regular el escurrimiento de las lluvias. A principios del siglo XX se consideraba inviable realizar este tipo de estructuras con alturas mayores a 20 metros, porque los fracasos eran frecuentes, sin embargo, conforme se fue conociendo sobre el comportamiento mecánico e hidráulico de los suelos, se hizo factible analizar y diseñar obras de esta naturaleza con dimensiones muy superiores. En la ingeniería civil se dieron avances significativos en el área de la mecánica de suelos, la que ahora se considera incluida en lo que hoy se conoce como geotecnia, que se refiere a los materiales que siempre han sido fundamentales para lo construcción, los suelos y las rocas.

Los suelos son el material de construcción más antiguo y complejo, su variedad es enorme y sus propiedades resultan variables en el tiempo y en el espacio, son difíciles de entender y de medir y antes del siglo XX no se había realizado un esfuerzo serio para atacar científicamente el estudio de la mecánica de suelos, así lo cita el Doctor Nabor Carrillo, ex rector de la UNAM en el prefacio del libro mecánica de suelos (1963), escrito por el Dr. Eulalio Juárez Badillo y el Maestro Alfonso Rico Rodríguez, ambos fueron mis maestros en el posgrado que llevé a cabo en la UNAM.

Karl Terzaghi publicó en 1925 el libro Erdbaumechanik (Mecánica de suelos) en Viena y a partir de ello se acepta que nació el término ahora bien conocido en todo el mundo, a partir de esa obra, la mayoría de las universidades que ofrecen la carrera de ingeniería civil incluyen asignaturas de mecánica de suelos o geotecnia; asimismo, se desarrolla investigación en ese campo del conocimiento.

Desde hace décadas, gracias a los avances de la ingeniería civil y de la mecánica de suelos, se han podido construir presas de tierra y enrocamiento de gran altura en el mundo, como la realizada en México, la hidroeléctrica de Infiernillo, con 149 m de altura, corazón impermeable de arcilla y respaldos de enrocamiento, la cual inicio operaciones en 15 de junio de 1964.

La Torre Latinoamericana (concluida en 1956) en la Cd. de México, generó grandes retos para su realización, tanto en su cimentación como en la estructura para emplazarse en un subsuelo difícil y ante serias exigencias sísmicas, es una obra digno ejemplo del ingenio, la ciencia y la tecnología en la ingeniería civil, de lo que continuaremos tratando en este espacio de opinión.

Ex Rector de la UAQ 
jalfredozg@yahoo.com.mx 
zepeda@uaq.mx

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