La creación de las primeras Instituciones de Educación Superior en América (IES) estuvo muy vinculada a agrupaciones religiosas y a benefactores comprometidos con la educación.
En América Latina destacaron los colegios jesuitas establecidos por la Compañía de Jesús, sobresale la Real y Pontificia Universidad de México establecida en 1551 en el Virreinato de La Nueva España, fundada por cédula real de Carlos I y firmada por Felipe II, hoy es la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En Querétaro se creó en 1625 el Colegio de Ignacio de Loyola hoy Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), con el auspicio de la Compañía de Jesús y el apoyo financiero personal del destacado benefactor y ex rector de la misma Real y Pontificia Universidad de México, Dr. Diego de Barrientos.
En Estados Unidos se tiene a Harvard University, Massachusetts, creada en 1636. Se fundó con la denominación de New College, con la aprobación de la Gran y General Corte de la Colonia de la Bahía de Massachusetts; el 13 de marzo de 1639 cambió su nombre en honor a su benefactor John Harvard. Asimismo, en 1701 se creó Yale University, New Haven, que en reconocimiento a su benefactor, Elihu Yale, tiene ese nombre.
La Universidad Laval de Quebec, Canadá, se estableció en 1663 y en ese entonces se denominó Seminario de Quebec, fundado por el primer obispo de la Nueva Francia, Francisco Javier de Montmorency Laval. En 1852 la reina Victoria de Inglaterra lo elevó a rango universitario (Enciclopedia histórica y biográfica de la Universidad de Guadalajara, 2023).
En su origen en América, en el Siglo XVI, las IES creadas tuvieron un apoyo relevante de benefactores y de grupos religiosos, en el camino, al paso del tiempo, la mayoría de las IES dejaron atrás los propósitos religiosos y dirigieron su actuación hacia la libertad de pensamiento y a la erradicación del dogmatismo.
Al paso del tiempo, la mayoría de las universidades llegan a definirse como públicas o privadas, según su fuente de financiamiento. Como públicas se entiende a aquellas IES en las que el gobierno otorga los recursos principales e influye de manera más directa en su administración, según sus planes de desarrollo; como privadas se entendería a aquellas en que su financiamiento proviene fundamentalmente de lo que pagan los estudiantes, así como de donativos del sector privado y de recursos que le entregan sus egresados.
Tanto las IES públicas como las privadas usualmente promueven la creación de fundaciones o patronatos que se dediquen a conseguir recursos económicos para apoyar sus actividades y desarrollo. Por ejemplo, la UAQ, cuenta con un Patronato Universitario y la UNAM dispone de una Fundación; de ambas instituciones, quien aquí escribe, ha sido miembro.
En la actualidad, puede observarse que las universidades en Estados Unidos reciben apoyos muy importantes de sus egresados, quienes suelen ser muy generosos; a diferencia, parece ser que no es el caso en las universidades de América Latina, en las cuales no es tan clara la disposición de quienes en ellas obtuvieron su profesión, maestría o doctorado, tema del que se puede hablar más, para fomentar su apoyo a la Alma Mater que les ha formado.
Continuará.
Exrector de la UAQ.
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