Resulta natural que los egresados de las mejores universidades tengan excelentes posibilidades de integrarse al trabajo en su campo profesional, tanto en el sector público como en el privado. Frecuentemente los estudiantes que se encuentran avanzados en sus estudios de licenciatura o de posgrado son invitados a su integración gradual a proyectos o actividades de empresas y organismos públicos, quienes en ocasiones ofrecen becas a los estudiantes seleccionados.
Asimismo, los profesores procuran incluir a sus discípulos en sus proyectos, disponiendo de recursos financieros que les permiten respaldar a sus colaboradores; esto ocurre en la UAQ y en la UNAM, que son excelentes instituciones. Por su parte, los profesores universitarios buscan financiamiento para llevar a cobo sus investigaciones en ciencia, tecnológico e innovación. Las fuentes de recursos pueden ser de organismos públicos o privados.
Apoyar la investigación en las diversas áreas del conocimiento es una de las múltiples responsabilidades de los gobiernos, por lo cual generalmente destinan recursos financieros en sus asignaciones presupuestales, en ciencia, tecnología e innovación (CTI); los países más avanzados se caracterizan por tener la mayoría de las mejores universidades del mundo, así como las mayores proporciones de su Producto Interno Bruto (PIB) destinadas a CTI.
Según el Instituto de Estadística de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), los países que más recursos destinan a Investigación y Desarrollo (I+D) son: Israel: 4,95 %, Corea del Sur: 4,81 %, Suiza: 3,37 %, Suecia: 3,34 %, Japón: 3,26 %, Austria: 3,17 %, Alemania: 3,09 %, Dinamarca: 3,06 %, Estados Unidos: 2,84 %, y Bélgica: 2,82 % (datos de los años 2017-2018).
Los países que invierten hoy en ciencia serán los países ricos del mañana. Las naciones antes ricas que escatiman en recursos para I+D o ciencia básica se quedarán atrás en el ranking mundial, perdiendo el talento de sus profesionales a medida que este se fuga a naciones en las que sí invierten en ellos y sus proyectos (Marcos Martínez, “Así es el ranking mundial de los países según el PIB que dedican a ciencia” (https://is.gd/rJFdWG).
En 2020 México invirtió únicamente el 0.3% de su PIB en I+D mientras que Estados Unidos 3.45%, de acuerdo a datos del Banco Mundial, lo cual señala una gran brecha de rezago para nuestro país respecto a nuestro más importante socio comercial y en el contexto mundial.
Debe destacarse, lo señalado por Daren Tang, Director General de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), quien subraya la importancia de prestar más atención, no solo a la inversión en innovación, sino a cómo esta se traduce en logros económicos y sociales.
Las universidades mexicanas, como las mejores del mundo, por su naturaleza, estarán comprometidas en formar profesionistas (licenciaturas y posgrados) capaces para impulsar el desarrollo del país, por mejorar la calidad de vida de toda la población, de sus regiones y contribuir al bien de la humanidad, de manera sostenible. (Continuará)
Ex rector de la UAQ