En nuestra metrópoli, así como sucede en otros centros poblacionales de la entidad, se realiza el aprovechamiento de bancos de materiales diversos de utilidad para la construcción, puede tratarse de roca, depósitos de arena (pómez) y tezontle, entre los más frecuentes. Se tienen diferentes propósitos en la extracción de roca, entre los que pueden citarse la obtención de mamposterías para construir cimientos o muros en edificaciones.
De forma muy típica, para el Centro Histórico de nuestra ciudad capital, se han utilizado depósitos de toba riolítica de color rosa, para construir los pavimentos con los característicos adoquines, material que es tradicional de los artistas que han venido cincelando, desde hace cientos de años, fuentes, gárgolas, ojos de buey y otros elementos alegóricos de las construcciones de nuestra arquitectura virreinal; sirven como ejemplo los numerosos templos de la ZMQ, el Museo de Arte de Querétaro, el Museo Regional, el patio Barroco de la UAQ, cascos de hacienda y numerosa casonas, entre muchas de las bellezas que han dado prestigio arquitectónico y fama a nuestra ciudad capital y al mismo estado. Las mayores extracciones de tobas para nuestra capital se realizaron en el municipio del Marqués, en la zona de La Cañada y Saldarriaga.
En cuanto a los requerimientos de arena para rellenos en la construcción y para fabricar concreto hidráulico, estos se han satisfecho aprovechando los grandes depósitos de arena volcánica de la zona en muchos sitios alrededor del valle de Querétaro, lo que ha afectado enormemente el paisaje natural y ha tenido impacto ambiental, lo que puede observarse por “mayúsculas mordidas” a los cerros y por depresiones causadas por las excavaciones. En la práctica, no se lleva a cabo la restauración del paisaje ni la recuperación del daño ambiental.
Como puede verse, los materiales del subsuelo (suelos o roca) pueden servir para emplazar construcciones o como los receptores de la cimentación de las edificaciones.
La cimentación de obras en zonas con subsuelo rocoso en Querétaro suele resultar muy accesible, pero no por ello deben omitirse los estudios fundamentales. En nuestra ZMQ, especialmente a partir de la última década, se han venido construyendo decenas de edificios altos, con cimientos profundos desplantados en roca, no tienen que lidiar con los suelos expansivos; si alguna capa de arcilla superficial existe, es sustituida. De hecho, nuestro histórico acueducto de Querétaro tiene sus pilas y arcos construidos con mampostería de roca riolítica (color rosa), las pilas descargan como cimentación al lecho rocoso de origen volcánico.
Uno de los problemas que se ha generado en nuestra urbe, consiste en que algunas de las excavaciones causadas por los aprovechamientos de materiales han sido rellenadas con materiales antropogénicos, es decir, producidos por la actividad humana. Estos sitios resultan inadecuados para construir sobre ellos, porque están formados de forma heterogénea (pueden contener envases de plástico, vidrio, bolsas de plástico, llantas, arcilla, desechos de la construcción, entre muchos otros) y sin ningún control, es el caso del conocido CRIQ inaugurado por la esposa del entonces presidente Vicente Fox, cerca del Estadio Corregidora. La consecuencia fue funesta, la edificación sufrió grandes asentamientos y el muro de tierra armada falló; el resultado final fue la demolición. El error principal fue no haber llevado a cabo el estudio de mecánica de suelos necesario previo a la construcción, dejándose de lado la importancia de la asesoría e intervención de un ingeniero civil especialista en mecánica de suelos y cimentaciones.
Debe insistirse: todas las obras civiles a construirse, requieren del estudio de mecánica de suelos (geotécnico), antes de comenzar la edificación.
Ex rector de la UAQ.
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