La fuente de agua potable más confiable para abastecer las necesidades de consumo de la población queretana, es la proveniente de los acuíferos (agua subterránea) y en la mayoría de los casos no requiere tratamiento, porque tiene la calidad que asegura su consumo saludable. Asimismo, la mayoría de nuestros acuíferos están siendo sobrexplotados, deben gestionarse cabalmente.
El agua que se extrae en los pozos debe ser monitoreada, con diversos propósitos, entre los cuales se tienen los relativos a su control sanitario y otros a la investigación de su evolución, lo cual incluye estudios sobre su composición química.
El agua subterránea puede tener substancias químico-biológicas que resultan inadmisibles para su consumo, lo cual también depende de la proporción en que se encuentren, es decir, en algunos casos pueden requerir tratamiento para eliminar los contenidos riesgosos a la salud, de acuerdo a la normatividad.
Es importante subrayar, que el agua para uso y consumo humano, de acuerdo a la NORMA Oficial Mexicana NOM-127-SSA1-2021, no garantiza al 100% que no existan contenidos químico-biológicos que puedan resultar en riesgos a la salud, esto es aplicable para las aguas de cualquier fuente de abastecimiento. La mayor complicación se presenta al intentar potabilizar las aguas residuales.
En el ámbito internacional, la normatividad relativa a la calidad del agua puede considerarse la establecida por la Organización Mundial de la Salud. Esta normatividad sirve como base para las regulaciones nacionales e internacionales encaminadas a proteger la salud humana y el medio ambiente. Uno de los aspectos más relevantes de esta normatividad, es la determinación de los niveles de contaminantes permitidos en el agua, los cuales incluyen microorganismos nocivos, sustancias químicas y radiactivas, y parámetros físicos como el color, olor y sabor del agua. La presencia de estas impurezas puede entrañar riesgo para la salud e indicar la necesidad de tratamiento adicional.
Entre las complejidades y desafíos relativos al tratamiento de aguas residuales para su potabilización, están los millones de sustancias orgánicas e inorgánicas que existen y los miles que se descubren diariamente (Chemical Abstracts Service, American Chemical Society).
Así las cosas, la normatividad en el mundo tiene un inmenso reto en logar actualizaciones necesarias para agregar, con la mayor celeridad, las actualizaciones relativas al cuidado de la calidad del agua y la implementación de tecnologías modernas y dinámicas para la eliminación de riesgos a la salud por contaminantes.
Las aguas subterráneas, son las que están más a salvo de esa complejidad de contaminantes existentes y los venideros; sin embargo, son vulnerables por nuestras acciones y descuidos. Las aguas que se infiltran al subsuelo, pueden llevar consigo sustancias contaminantes, por lo cual resulta fundamental mitigar la contaminación atmosférica que también afecta el agua de lluvia y al suelo; deben protegerse de la contaminación los ríos, lagos y presas, así como las aguas residuales que generamos deben sometidas a los tratamientos más exigentes, su potabilización resulta muy compleja. (Continuará)
Ex rector de la UAQ