El aumento de la cobertura y la calidad educativa en México, resulta fundamental para lograr el progreso del país. El simple aumento de la cantidad de alumnos inscritos en todos los niveles y opciones educativas no resulta suficiente y sí constituye un riesgo que llevaría al fracaso la expectativa de lograr una nación más justa e incluyente, con oportunidades para todos.

La reforma reciente al Art. 3° Fracción II i) de nuestra Constitución Política cita que la educación será de excelencia, entendida como el mejoramiento integral constante que promueve el máximo logro de aprendizaje de los educandos, para el desarrollo de su pensamiento crítico y el fortalecimiento de los lazos entre escuela y comunidad.

De forma muy apropiada, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) señaló que recibir una educación de calidad, representa adquirir las competencias y los conocimientos necesarios para asegurar el reconocimiento y el respeto permanente a todos los derechos humanos. Asimismo, definió que la calidad del sistema educativo es la cualidad que resulta de la integración de las dimensiones de pertinencia, relevancia, eficacia interna, eficacia externa, impacto, suficiencia, eficiencia y equidad.

En mi opinión, podrían integrarse ambas concepciones, calidad y excelencia, logrando una visión más completa de la educación que sugeriría seguir refiriéndola de calidad.

Tanto la educación pública como la privada deben ser de calidad. Si la educación gratuita que imparte el Estado es de calidad inferior a la que ofrecen las instituciones privadas, ello representa una injusticia, porque será la población económicamente desprotegida la que padecerá las consecuencias, acentuando y perpetuando la diferencia entre quienes tienen y los que no tienen capacidad económica.

La educación llamada gratuita lo es para quien no paga por los estudios que realiza, pero sí tiene costos que se cubren con el erario, por los impuestos y recursos que recauda el gobierno.

Entre los grandes riesgos que se tienen hoy en día para avanzar en la calidad de la educación pública, se observan los derivados de la eliminación INEE y la inmunidad que se otorga a los maestros luego del nuevo esquema de evaluación que se está implementando, que en ningún caso afectará la permanencia de los maestros en el servicio. Los maestros tendrán derecho de acceder a un sistema integral de formación, de capacitación y de actualización retroalimentado por evaluaciones diagnósticas, para cumplir los objetivos y propósitos del Sistema Educativo Nacional. La CNTE alcanzó acuerdos con la actual administración federal que aseguran a los maestros la permanencia en el sistema, sin importar si son capaces o no para la relevante misión educativa encomendada. Afortunadamente, a las instituciones a las que se refiere la fracción VII del Art. 3° de nuestra Constitución Política, no les serán aplicables estas disposiciones, tal es el caso de las universidades públicas reconocidas con autonomía, como la UAQ y la UNAM.

En muchas universidades públicas autónomas se imparte educación media superior y superior de calidad creciente, lo que incluye estudios de posgrado e investigación. La calidad de la educación superior pública supera a la mayoría de las instituciones privadas, es el caso de Querétaro, pero también sucede a nivel nacional. Es justo reconocer que existen instituciones de educación superior privadas que ocupan posicionamientos muy respetables y bien reconocidos.

De forma distinta se observa la calidad de la educación en el nivel básico, donde la mayoría de las instituciones privadas ofrecen mejor infraestructura y logran mejores resultados en los educandos. Es prudente destacar, que sí existen escuelas públicas de educación básica que logran excelentes resultados, de calidad.

Ex rector de la UAQ zepeda@uaq.mx jalfredozg@yahoo.com.mx

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