Observando el crecimiento de nuestra Zona Metropolitana de Querétaro, desde el inicio del siglo XXI, damos testimonio de la aparición cada vez más acelerada de construcciones que en la Ciudad de México ya eran usuales décadas atrás, como la Torre Latinoamericana construida en su Centro Histórico hace casi 60 años, teniendo como principal ingeniero a uno de mis grandes profesores en mis estudios de posgrado en la UNAM, el doctor Leonardo Zeevaert, quien aportó lo relativo a los estudios de mecánica de suelos, cimentación y estructura, capaces de soportar los sismos frecuentes que afectan a la capital y los que podrían presentarse, logró una excelente edificación de 44 pisos, la cual ya ha resistido los embates de temblores como el ocurrido el 19 de septiembre de 1985 a las 7:17 am, que fue de 8.1 grados en la escala Richter. Este temblor causó graves daños en el Distrito Federal, muchos edificios colapsaron, varios ubicados en la zona de Tlatelolco; las pérdidas en vidas fueron del orden de 30 mil muertos, así como cuantiosas pérdidas materiales. La dura lección que dejó este terremoto llevó a revisar los reglamentos de construcción y a elevar las exigencias en la normatividad para mejorar la seguridad de las edificaciones, lo cual trascendió en los reglamentos que debieron llevarse a cabo en todo el país, así como en la mayor seguridad de las obras del comité administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas.
El riesgo sísmico es diferente en cada región, depende de las condiciones geológicas, del subsuelo y de las características de las edificaciones. Para nuestra Zona Metropolitana de Querétaro las condiciones son menos riesgosas que las existentes en el Valle de México; por ejemplo, en la ciudad de Querétaro el suelo es más firme que el existente en la capital, en donde los suelos arcillosos son blandos y resultan un factor de desventaja desde el punto de vista del comportamiento sísmico suelo-estructura. Un edificio alto es más vulnerable a los terremotos y también debe revisarse el efecto de la carga de viento; en caso de peligro son más difíciles de evacuar y también pueden ser blanco de atentados.
Una de las principales ventajas de los edificios altos está en la concentración de servicios y usuarios, lo que brinda mayor eficiencia económica. La altura tiene un efecto claro sobre el precio de un piso, que sube a partir de la tercera o cuarta planta, la tendencia general es considerar que cuanto más alto es el piso, mayor es la calidad de vida.
En los edificios altos se pueden lograr mejores medidas de seguridad, es más fácil su vigilancia, el control de su acceso y pueden ofrecerse diversas prestaciones a los condominios.
En la Zona Metropolitana de Querétaro, fuera del centro histórico, se han autorizado edificios cada vez más altos, los usos son diversos, condominios habitacionales, hospitales, oficinas y actividades empresariales.
Desde el punto de vista del impacto vial, pueden tenerse diversas desventajas en la Zona Metropolitana de Querétaro, el aumento de la densidad de población en una zona involucra, entre otras cosas, la necesidad de disponer de infraestructura vial suficiente, sin embargo, muchas veces las calles presentan escasa capacidad para flujo vehícular, son sobrecargadas, provocando ineficiencia y costos diversos, que incluyen los conocidos embotellamientos y accidentes. Las vialidades de nuestra metrópoli resultan frecuentemente insuficientes en su capacidad, en poco tiempo se construyen nuevos fraccionamientos y edificios altos, la ciudad crece a pasos agigantados y también su población, asimismo aumenta el número de vehículos en circulación, el transporte colectivo no logra dar el servicio que se requiere y aumenta rápidamente el uso particular de automóviles y la contaminación atmosférica.
Este tema continuará en el próximo artículo.
Ex procurador del Medio Ambiente