La universidad debe tener la visión constructiva que busca el avance en todos los ámbitos, en beneficio de la población y del mundo, con la creación de oportunidades basada en la formación de recursos humanos. Las universidades respetan y promueven las libertades, de pensamiento y expresión; asimismo, están comprometidas en la generación, difusión y divulgación del conocimiento.
La creatividad debe ser cultivada en todo sistema educativo, es fundamental para el desarrollo científico y tecnológico, así como para la innovación, para el progreso de la humanidad. Es pertinente resaltar, que la labor educativa se genera desde el ámbito familiar y también se adquiere en el trabajo, en todo quehacer humano honesto. La formación de recursos humanos no debe ser dogmática ni imponer ideologías, lo cual enferma y produce fanatismos que enferman al libre pensamiento de la población.
Escribiendo en primera persona, puedo compartir que, en la Universidad Autónoma de Querétaro, así como en la UNAM, que son las dos instituciones universitarias en las que adquirí mi formación profesional y de posgrado, respectivamente, tuve la fortuna de encontrar excelentes condiciones para lograr asimilar y experimentar las concepciones y atributos que distinguen a una universidad.
Al culminar mi posgrado en la UNAM con beca del CONACYT y trabar para el sector privado (Solum S.A., del Grupo ICA) en la entonces Subdirección de Investigación y Estudios Experimentales de la Secretaría de Agricultura Recursos Hidráulicos (entre 1977 y 1982), me integré como profesor de la UAQ en marzo de 1983.
En la UAQ me asignaron la impartición de varias cátedras en licenciatura y posgrado, todas en mi campo de formación, mecánica de suelos. Asimismo, luego de presentar varios proyectos de investigación a la dirección de la Facultad de Ingeniería y a la Rectoría, para su autorización y el apoyo necesario, se aceptó el referente a la problemática geotécnica que padecía el Valle de Querétaro, relativa a comportamiento de suelos expansivos y las cimentaciones, problemática que se tenía en otras regiones del país y del mundo.
Cuando busqué definir mi tema de tesis de grado en la UNAM, propuse a varios profesores que mi investigación se orientara a la problemática geotécnica que se tenía en la ciudad de Querétaro, relativa al comportamiento de los suelos expansivos y a las cimentaciones, pero no encontré la respuesta que lo permitiera, por lo cual mi tesis se llevó a cabo sobre el comportamiento mecánico de medios granulares (arenas de pómez), investigación que culminó satisfactoriamente.
Afortunadamente, en la UAQ encontré la respuesta adecuada, pues se comprendía bien la necesidad de realizar investigación en ese campo del conocimiento, porque se sabía de la problemática y los daños que se generaban en la construcción, hasta esa fecha (marzo de 1983), no se había desarrollado investigación significativa en México relativa al comportamiento de los suelos expansivos y la forma más adecuada de realizar las cimentaciones. El director de la Facultad de Ingeniería, Agustín Pacheco Cárdenas y el rector de la UAQ, Braulio Guerra Malo, siempre fueron visionarios y excelentes realizadores. (Continuará)
Ex Rector de la UAQ
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