En la semana anterior se conmemoró el Día de la Libertad de Expresión, instituido durante la presidencia de Miguel Alemán en 1951, en un acuerdo que tuvo con los editores de los periódicos y así reconocer a quienes diariamente ejercen tan noble labor, la que incluso Carlos Septién García la definió como el “Parlamento Diario de los Pueblos” y por fortuna el día de hoy debemos congratularnos que la libertad de expresión la podamos seguir gozando y prueba de ello son las páginas de opinión que están abiertas en este que se denomina como el “Gran Diario de México”.En sus páginas, con toda libertad, quienes escribimos los que pensamos o sentimos escribimos y comunicamos, sin que por parte de la dirección o redacción exista algún cuestionamiento o censura de nuestros contenidos, sabedores cada uno que debemos actuar con total responsabilidad y siempre apegados a la verdad, y lo que escribimos es exclusivamente nuestra entera responsabilidad.

Quien esto escribe, tuvo la fortuna de colaborar como corresponsal de este gran periódico, a mediados de los noventa y recuerdo que caí en cuenta que es tan grande la responsabilidad de quien está detrás de una máquina de escribir o una computadora, que lo que no se apegue a la verdad o se tergiverse puede causar grave daño social e incluso dañar las relaciones entre países como puede ser con los Estados Unidos, si en boca del embajador ponemos los comunicadores palabras que nunca dijo y eso precisamente cuando escribía del acontecer de una visita que realizó a nuestra capital.

He tenido la fortuna de participar en distintos medios de comunicación como periodista, corresponsal, columnista, opinante, directivo e incluso hasta como voceador, que por cierto este primero de mayo, aun cuando parezca extraño aún conmemoraron ese pequeño gremio el Día del Voceador y a quienes tuve la fortuna de acompañar.

Les decía que como voceador, por que tenía un amigo y ahora compadre entrañable, que pasaba por la casa familiar, voceando el único diario que en su momento existía y al escuchar su voz, en varias ocasiones salía a la calle y lo acompañaba para ayudarle en esa noble labor, tomando cada uno la banqueta respectiva.

Llegado ya a la escuela preparatoria, por la inquietud sembrada en nosotros por nuestro maestro Antonio Rivera Casas, creamos un periódico impreso y dirigido por quien a la postre sería director del Colegio de Bachilleres, Miguel Mendoza Mendoza, en donde colaboramos varios preparatorianos, pero también recuerdo que desde entonces formaba parte de alguna nota o caricatura, las que se plasmaron en el periódico mural de opinión que otros compañeros hacían también semanalmente y que se referían a un servidor por la forma de pensar y actuar, e incluso recuerdo al maestro —en paz descanse— Gerardo Esquivel que en el salón de clases aprovechando la cercanía, realizaba esas caricaturas que después se exponían.

Para los movimientos estudiantiles que como preparatorianos y universitario participé, consideraba la importancia de los medios de comunicación que por lo mismo me daba a la tarea de realizar los boletines de prensa que llegaban a la dirección de los periódicos e incluso estaciones radiofónicos, para que sirvieran como fuente de sus notas periodísticas.

También como directivo tuve la fortuna de formar parte de un equipo que dio a la luz por un muy corto tiempo un periódico denominado “La Voz de Querétaro”, pero como satisfacción tuvimos el hecho que sí fue posible hacerlo con el concurso de muchas voluntades, en un momento en donde el periodismo impreso era controlado por el suministro de papel que en ese momento estaba monopolizado. Mi reconocimiento a quienes ejercen esta noble profesión y desde luego mi agradecimiento a quienes dirigen este que es “El Gran Diario de México”, que me permite ejercer esto que es un gran gusto y que disfruto mucho.

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