José Alfredo Botello Montes

Pérdida de privilegios a paso acelerado

Los privilegios perdidos no son los de los juzgadores sino de todos los que integramos esta Nación Mexicana

Tuve la fortuna de educar la Licenciatura de Derecho en la Universidad Autónoma de Querétaro y desde octubre de 1977 en mi práctica profesional, primero como estudiante practicante y después como ya profesionista titulado, percatarme de la capacidad, calidad y honestidad de quienes ejercían la función como jueces o magistrados, ya sea a nivel municipal, estatal y federal.

El ejercicio del litigio tenía la certeza que si el derecho le asistía a mi representado o patrocinado, tenía la seguridad que él mismo fuera reconocido y sancionado, por la confianza que había en los órganos jurisdicciones, de tal manera que se transitaba por esa confianza plena de quienes estarían impartiendo justicia, mediante las apelaciones o en última instancia los Juicios de Amparo.

Era tanto la creencia en las instituciones impartidores de justicia y el andamiaje jurídico construido al efecto para que se hiciera realidad en la última instancia mediante el Juicio de Amparo Directo o Indirecto, que me llevó cursar en la Universidad Panamericana en el postgrado un Diplomado en Derecho Constitucional y Amparo.

Tanto en las enseñanzas recibidas en las aulas universitarias, como las que se fueron acumulando en el ejercicio cotidiano de la práctica del derecho, me sentía confiado y orgulloso de tener un Poder Judicial tanto Federal y Estatal, como ya lo he dicho capas, competente y honesto, no obstante que en muy notadas ocasiones sus resoluciones no hubieran favorecido la causa que me tocaba representar. Y de verdad que consideraba que los mexicanos contábamos con un gran privilegio y que teníamos la garantía de la impartición de justicia.

Como litigante y a seis años de la alternancia y transformación de México, el Poder Judicial tuvo una reestructura profunda, al modificarse la integración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a los requisitos, designación y duración de los nuevos ministros, así como lo creación y facultades del Consejo de la Judicatura Federal, entre otros. La Corte pasó de 26 Ministros a tan sólo once, Con la creación del Consejo de la Judicatura Federal además de descargas de tareas administrativas a los ministros se fortalece la carrera judicial.

En dicha reforma se dio origen a las controversias constitucionales y las acciones de inconstitucionales, figuras que por cierto son o eran un privilegio de quienes integramos este México y que al ejercerlo en mi carácter de Senador a nombre de todos sentía todo un honor y privilegio para que con mi firma se completara el número de legisladores necesarios para la interposición de las acciones de inconstitucional y que por cierto en su mayoría nos fueron favorable.

Hoy desafortunadamente esas figuras aprobadas en 1994 son prácticamente letra muerta, al hacerse el gobierno de manera artificiosa y tramposa de los legisladores que le obedecen a pie juntillas, incluyendo aquellos que aún cuando llegaron con los votos de la oposición hoy forman de manera aplastante parte integrante la fracción parlamentaria de Morena.

Por ello es que a saber que el pasado martes fue la última sesión de lo que fue esa Suprema Corte de Justicia de la Nación, no me resta más que decir a pesar de los pesares, los privilegios perdidos no son los de los juzgadores sino de todos los que integramos esta Nación Mexicana y que estamos deseosos de seguir con el privilegio de vivir en libertad y que la razón y la aplicación del derecho sea lo que impere.

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