Como ya les había comunicado en una entrega en este medio, Don Carlos Castillo Peraza en una reunión que sostuvo con legisladores salientes y electos del Partido Acción Nacional (PAN), en uno de los hoteles de San Juan del Río, había advertido el riesgo de la “informalidad de la política” y ante los acontecimientos vividos al término de la sesión de clausura de la Comisión Permanente de la Legislatura Federal, quedó más que nada probada la llegada al pleno de esa “informalidad”.
Quien esto escribe tuvo la fortuna de formar parte de cuatro legislaturas federales: dos en la Cámara de Diputados y dos en la Cámara de Senadores y me fui percatando cómo en los últimos veinticinco años se ha venido degradando el actuar en la vida parlamentaria, con la disrupción de esos políticos”informales”.
Recuerdo en el año 2000 todavía los debates que se dieron entre los coordinadores parlamentarios, del Partido Revolucionario Institucional PRI, Beatriz Paredes Rangel, y por otra parte el del Partido Acción Nacional PAN, Felipe Calderón Hinojosa, principalmente en dos grandes acontecimientos, uno la posible llegada del Ejército Zapatista al recinto parlamentario de San Lázaro y el otro la irrupción a caballo al recinto legislativo de los Barzonistas encabezados por Alfonso Ramírez Cuéllar y con sus participaciones movieron el conjuntar esfuerzos para que ni los zapatistas ni los barzonistas llegaran de una u otra forma al pleno del recinto legislativo, pero sí con argumentos y no con agresiones.
Todavía a mi llegada a la participación de la Cámara de Senadores en febrero de 2018, ciertamente las diferencias en tribuna se daban con la palabra, no con manoteos o palabras altisonantes y alguna que otra pancarta puesta de manera para resaltar de manera visible alguno que otro hecho o alguna que otra petición. Sí desde luego se daban los casos de alguno que otro legislador o legisladora, palabras o adjetivos fuera de lugar, que no son propios de la civilidad política que debe de imperar, no obstante los distintos puntos de vista.
También desde luego, independientemente de las expresiones en tribuna, como abogado que era y por el cúmulo de errores en el proceso legislativo, siempre mi pensamiento se mudaba a cómo se debería estar conformando la controversia o acción de inconstitucionalidad, sabedor que había un poder autónomo como lo era el Poder Judicial que debería revisar el marco constitucional y seguro estaba que declararían que la razón nos asistía.
Hoy sin embargo a escasas horas que entre la “informalidad” de la política a la Suprema Corte de Justicia y que aún como lo he expresado en estas líneas un tengo la esperanza que se dé la legitimidad del ejercicio de la impartición de justicia, en el recinto histórico de la Cámara de Senadores fuimos testigos de un hecho lamentable y que ya está circulando mundialmente, sobre la contienda a manotazos que sostuvieron el mismo presidente del Congreso de la Unión y el líder de uno de los partidos que, en estos veinticinco años también, vino de más a menos, sea o no justificado el reclamo que hacía su líder parlamentario.
Ojalá y este acontecimiento sea ya el piso en lo que ha caído la política formal, regándose los amos de la política formal y por el bien de México entremos desde ahora en un proceso de reconstrucción y para ello desde hoy se preparen en el deber ser del quehacer legislativo, aquellos que consideren contender y acceder a un espacio legislativo y se den a esa gran tarea que debemos tener de dignificar la tarea política.