Hombre y mujer tenemos la misma dignidad, en lo familiar, en lo social somos complementarios y juntos podemos hacer una mejor familia y una mejor sociedad, por ello es que todas las acciones afirmativas en favor de ese reconocimiento a la dignidad feminista debe ser bienvenida.
Biológicamente somos diferentes, pero en lo familiar y social somos iguales en dignidad, pero complementarios en la unidad, comenzando porque todo ser humano hemos sido gestados en su vientre y después de nueve meses o un pico menos ha sido posible nuestro nacimiento. Todos nosotros hemos nacido de una mujer y debemos respetar a nuestra madre, a quienes tenemos que adorar. Hermanas, hijas, parientes, amigas, compañera en lo social y educativo, debemos reconocerle y respetarle.
Por ello es condenable la falta de respeto que un legislador morenista, precisamente el día en que se conmemora el Día Mundial contra la Violencia de la Mujer hubiera violentado en contra de la quien ahora es Presidenta Municipal de Uruapan, Michocán, Grecia Itzel Quiroz García, a quien la descalificó a priori, considerando que está actuando para poder hacerse de la gubernatura de Michoacán.
En concreto somos igualdad en dignidad, en reciprocidad, don de sí mutuo y colaboración, no dominio.
Desgraciadamente el trato histórico que se le ha dado a la mujer ha sido de subordinación, sin embargo afortunadamente en 1975 a la fecha se ha remontado su reconocimiento pleno, pasando algunos años cuando en los años 50s se le dio la oportunidad de su voto.
La mujer tiene su propio genio y su propia particularidad, que lo que hace en la familia lo hace en la sociedad y le imprime su propio sello y complementariedad.
Desde luego la mujer, como el hombre, tiene su propio papel en una familia, como esposa y esposo, como madre y como padre, que de manera natural desempeñamos a quienes así nos ha tocado la oportunidad de conformar una familia así constituida de hombre y mujer y que la hemos aceptado.
Hoy el llamado es reconocer el aporte femenino en la familia, la cultura y la vida pública, reconocer los derechos de la mujer, superar discriminaciones, valorar su “genio femenino”: capacidad especial para el cuidado, la empatía y la defensa de la vida. Renace plenamente su dignidad plena e igualdad en ello de hombre y mujer es nuestra tarea.

