Siempre he creído que todos tenemos un día especial, que, sin ser necesariamente el día en que nacimos, iniciamos una relación, concluimos estudios o conocimos a alguien especial en nuestras vidas, es sinónimo, a la distancia, de un punto trascendente y que en muchas de las ocasiones se convierte en un punto de inflexión en la curva histórica de nuestra vida.

Uno de esos días fue para mí el 1 de noviembre de 2021, ese lunes de hace más de dos años, significó la conclusión formal de mi carrera educativa -aún tengo bastantes relaciones y actividad, pero no en términos de una posición ejecutiva remunerada en este sector- e inició mi carrera en la industria del transporte aéreo. Aún recuerdo la primer reunión -ese mismo lunes- con el equipo directivo, el primer evento público durante el anuncio de una nueva ruta, el primer día de los bomberos, la primera apertura de un espacio comercial, el primer reclamo de un pasajero o usuario de nuestras instalaciones, en fin, siempre hay un primer día, un momento especial, un inicio y también un fin.

Para muchos -y me incluyo en ese universo- los días no son cualquier cosa, aunque nos esforcemos en hacerlos parecer un momento más en el trayecto de nuestras vidas, aunque no encontremos razón para celebrar, aun cuando el sol se oculte y todo parezca oscuro, siempre hay un día, un momento especial detrás de todo gran trayecto, detrás de cualquier vida.

Este martes #DesdeCabina -aún en el primer mes del 2024-, inicio un año más compartiendo reflexiones con aquellos que, durante años han tomado unos minutos de su tiempo, y toda su generosidad, para leer mis colaboraciones, para interpretar y llevar a su día a día algunas ideas, comentarios e incluso expresiones entre líneas para provocar que cualquier día no sea necesariamente como cualquier día, para entretejer momentos que evoquen diferencias o simplemente una constancia de que el día ha sido diferente.

A mis escasos pero fieles lectores dedico este primer texto del 2024, estas sencillas líneas que buscan seguir despertando, sumando y sobre todo generando conciencia en una interesante variedad de temas para discutir, para discernir, para influir, y quizá, si es que nos arriesgamos juntos, para construir colaboraciones, sueños y una que otra reflexión que pueda publicarse en este y otros medios.

Empecemos finalmente este 2024 haciendo que cada día cuente, identificando las pequeñas cosas que construyen grandes experiencias, compartiendo con aquellos que siempre han estado, con el mismo entusiasmo con que compartiríamos con todos aquellos con quien no coincidimos con tanta frecuencia. Al fin y al cabo, la vida es una y ningún otro día será como hoy. ¡Vamos pues por este año!

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