Hace poco compartía con un buen amigo opiniones diversas alrededor de proyectos insignia de las diversas administraciones federales y estatales, al menos de aquellas que recuerdo desde que tuve la mayoría de edad para poder ejercer mi derecho al voto.
Listando algunos ejemplos discutíamos sobre el tipo e impacto de tales obras, consideradas por algunos, como emblemáticas y de impacto por las administraciones y por otros como suntuosas e innecesarias. Enumeramos la biblioteca José Vasconcelos en la administración Foxista, la Estela de Luz en la etapa de Felipe Calderon, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), arteramente cancelado por López Obrador y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas de éste último. Todas sin lugar a dudas obras que marcaron el estilo de gobierno, en ocasiones, simbólicos, ambiciosas siempre, tecnocráticos o nacionalistas en otros casos -no se si necesariamente en ese orden pudieran describirse a lo largo de las últimas cuatro administraciones-, pero que sin duda buscaron generar algún tipo de legado.
En Querétaro la cosa quizá ha sido distinta, sin duda que el segundo nivel de gobierno vuelve más específicas las obras considerando aquellas problemáticas que surgen paulatinamente, las necesidades se vuelven, en principio, más evidentes y por tanto, lanzar proyectos ambiciosos y de alto impacto pudiera ser más “sencillo”. Entre las obras que se le reconocen a Ignacio Loyola están el Macro Libramiento Querétaro Huimilpan y el Aeropuerto Internacional de Querétaro, aunque le tocó inaugurarlo a Paco Garrido, de éste se reconocen el Centro de Congresos y la Universidad Aeronáutica en Querétaro (UNAQ); el Acueducto II le correspondió a José Calzada y a Pancho Domínguez los inicios de la mega adecuación de 5 de febrero y el Estadio Olímpico en Querétaro ciudad; a Mauricio Kuri le ha correspondido absorber el impacto mediático de la ejecución, casi en su totalidad de la ampliación y remodelación total de 5 de Febrero, y hoy ante la increíble oportunidad, de dejar las bases de un posible proyecto de alto impacto tecnológico y sustentable para el estado, el Batan. Todas estas obras, con importante énfasis en el desarrollo de infraestructura para la ciudadanía, con una característica que ha privilegiado Querétaro por sobre cualquier ideología y enfoque político partidista, la continuidad técnica de los proyectos, nada se cancela, se adecua y concluye y, en la mayoría de los casos, se potencia su impacto.
Luego de esa acalorada discusión con mi amigo -también queretano- respecto de la valoración de los proyectos tanto a nivel federal como en el estado, concluíamos sobre la importancia de tener visión clara y capacidad de ejecución coordinada, pero sobre todo, de comunicar con “palitos y bolitas” -para que todos entendamos con claridad- el impacto, beneficios y compromisos que todos, autoridades y ciudadanos habremos de asumir para que las obras o proyectos tengan el impacto esperado.
Con el café en mano, esta semana, #DesdeCabina intercambiamos esas opiniones, que dieron para una tarde agradable, buscando que podamos todos -al menos los que siguen este espacio de reflexión y opinión semanal- mirar las cosas desde una perspectiva más amplia. Opinemos con información en mano.