Como ya lo he reseñado en anteriores ocasiones #DesdeCabina, la Feria Aeroespacial México (FAMEX) en sus cuatro anteriores ediciones ha generado un cúmulo de emociones, esfuerzo de gestión y, sobre todo, resultados nacionales e internacionales dignos de cualquier feria de este tipo en el mundo. La cantidad de empresas participantes, actores clave de esa industria, gobiernos y representaciones extranjeras, la participación coordinada -en verdad podemos y debemos presumirlo a pesar de cualquier asegún- de la triple hélice: industria, gobierno y academia es digna de reconocer y, creo aún mejor, compartir como caso de éxito, y que da cuenta de un evento que lejos de solo requerir la labor de miles de personas y cientos de organizaciones respaldando su ejecución, exhiben el interés que un país tiene por hacer más relevante su participación en los escenarios mundiales a que esta industria llama de manera recurrente.

Pero para no hacer un recuento exhaustivo de acciones y desgastar a mis escasos y fieles lectores con estadística y relatos de nutrida significación para los que de manera bianual participamos en esta feria, me limitaré a reconocer, con gran admiración, la labor que, los organizadores, participantes expositores y asistentes, ejecutan con debida antelación -de dos años para ser exactos-, para darle vida a esta feria de gran significación para la industria aeroespacial nacional e internacional.

En esta cadena de agradecimiento y reconocimiento se encuentra del mismo modo el motivador de la reflexión de esta semana en #DesdeCabina, la efervescencia que la Feria Aeroespacial México 2023 (FAMEX 2023) trae consigo. Para unos -me incluyo- representa un bien ganado agradecimiento general, por seguir teniendo la oportunidad de participar en el evento, ahora desde otra cabina, ya que el encuentro con los actores, amigos y promotores de esta industria es en realidad alentador, energizante y, sobre todo, de gran impacto. El contar con la oportunidad de participar en la organización por quinta ocasión y percatarme de la evolución que la feria, pero sobre todo la industria, han tenido en una década de realización de esta feria, es en verdad impresionante; el acompañar a nuevos colegas en el descubrimiento de esta maravillosa industria es enriquecedor desde una variedad de ópticas; el asistir con diferentes responsabilidades y poder observar los diferentes roles, en que muchos actores se desenvuelven, gestionan y cohesionan con tejidos finos los resultados del sector es en verdad apasionante.

Esa efervescencia que cada edición de FAMEX despierta va más allá de los grandes anuncios, de la presentación estática de aeronaves o del espectáculo aéreo que se vive, ese burbujeo, esa emoción se filtra en cada stand, entre las entrevistas, eventos de networking, cocteles, presentaciones e inauguraciones formales; esa agitación y apasionamiento en muchas de las veces se dibuja en el semblante de quienes hacen posible un evento de estas dimensiones, y en la culminación de los acuerdos, posibles ventas o relaciones que se inician o consolidan en el marco de la feria.

Para los que participamos con el mismo entusiasmo de la primera vez es en verdad excitante, hilarante a veces, pero sobre todo de gran satisfacción regresar y constatar, que, a pesar de todo, FAMEX sigue despertando esa emoción y más que nunca, sigue entregando resultados para todos. ¡Allá nos vemos!

@Jorge_GVR

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