Jorge Gutiérrez de Velasco

Jugar de 9 y de 10

La vida no premia al que más corre, sino al que sabe a dónde va y logra que pasen cosas

Hay quienes juegan siempre esperando el pase, y otros que lo inventan. Los primeros viven atentos a la oportunidad; los segundos la crean. Pero el mundo, las organizaciones y la vida misma necesitan de ambos: del que define y del que imagina, del que ejecuta y del que inspira.

Ser “9” es asumir el peso de la concreción. Es tener el valor de enfrentar el momento decisivo, de no esconderse cuando todo se resume en una jugada. Ser “9” es cargar con el ruido del error y con el silencio del éxito. Es el que se mide por resultados, por goles o por decisiones que cambian el marcador.

Ser “10” es otra historia. Es imaginar el espacio que aún no existe, intuir la jugada antes de que ocurra, inspirar a los demás con una idea que parece imposible hasta que sucede. El “10” no solo ejecuta: interpreta, conecta y da sentido. No siempre mete el gol, pero casi siempre lo origina.

En la vida, hay quienes se especializan en uno de esos papeles. Algunos brillan definiendo, otros soñando. Pero los tiempos que vivimos exigen una mezcla distinta: la de quienes saben crear y también concretar. Gente capaz de pensar estratégicamente y actuar con decisión. Personas que no solo observan cómo se juega, sino que se atreven a cambiar la forma de jugar. Jugar de 9 y de 10 implica combinar el talento con la disciplina, la visión con la ejecución, la cabeza con el corazón. En las empresas, en los equipos o en la política, se necesitan líderes que diseñen la jugada y, si es necesario, la concluyan. Que imaginen rutas nuevas y se atrevan a recorrerlas.

Porque no basta con saber lo que hay que hacer, hay que hacerlo. Y no basta con hacerlo, si se pierde de vista el sentido. Liderar -como jugar- no consiste en tener siempre la razón, sino en inspirar confianza. En reconocer cuándo es momento de pasar la pelota y cuándo de rematar al arco.

Hay días en que toca ser el 9 que empuja hasta el último segundo, y otros en que el reto es ser el 10 que hace que todos jueguen mejor. Ambos roles requieren humildad, porque la grandeza no está en el gol ni en la asistencia, sino en el compromiso con el equipo y con la causa que los une.

Porque al final, la vida no premia al que más corre, sino al que sabe a dónde va. Ni al que más habla, sino al que logra que las cosas pasen.

Ser 9 y 10 no es una posición, es una actitud; es una forma de estar en el mundo, de liderar, de vivir.

…este martes #DesdeCabina.

@Jorge_GVR

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