Permítanme entonces explicar en esta segunda entrega, con algunos ejemplos, cómo han modelado o enriquecido nuestra vida las mujeres. Es muy seguro que una gran mayoría de ustedes se encuentren leyendo estas líneas en algún dispositivo de cómputo móvil, pues bien, muchos de los conceptos de la programación, como hoy la conocemos fueron introducidos hace más de un siglo por Ada Lovelace (1815-1852), hija del poeta e intelectual británico Lord Byron.
Ada es considerada la primera científica de la computación, su trabajo utilizando las teorías y trabajo de Charles Babbage permitieron conceptualizar la primera máquina analítica, precursora de las primeras computadoras. Su trabajo inspiró a muchos más a desarrollar máquinas y artefactos que pudieran manipular y realizar cálculos numéricos, sin duda su aportación tiene un impacto de largo alcance hasta nuestros días. Ada era una mujer adelantada a su época
Un ejemplo quizá más familiar del impacto de las mujeres lo encontramos en Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana mejor conocida como Sor Juana Inés De la Cruz (1651-1695). Juana Inés, apasionada del conocimiento, provocó revuelo en una época patriarcal y religiosa en la que era ampliamente cuestionada la libertad en cualquiera de sus expresiones, artística, intelectual o incluso de credo; sin embargo, sus textos hoy reflejan esa libertad que sigue siendo ampliamente reconocida por su valor y claridad sutiles.
De admiración personal es el ejemplo de Amalia González Caballero de Castillo Ledón, no solo por su polifacética vida como escritora, dramaturga y promotora cultural en nuestro país, sino también por su incesante lucha por la equidad de genero, a ella se le debe el mérito de haber logrado el derecho al voto para las mujeres en México en 1953, lo que le valió incursionar en la política y la diplomacia mexicana, convirtiéndose en la primera mujer en integrarse a un gabinete presidencial.
El caso de Anna Eleanor Roosevelt (1884-1962) es sin duda de relevancia para la humanidad, su posición de poder no menguó su interés por ayudar y colaborar en la lucha por los derechos humanos y la igualdad. En una época crítica para la humanidad su liderazgo y constancia le permitieron colaborar en la primera Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que habría de emitir la Declaración Universal de los Derechos Humanos un 10 de diciembre de 1948.
Podría enumerar muchos más ejemplos de mujeres que han modelado este mundo contemporáneo en donde convivimos todas estas generaciones, desde los baby boomers hasta los milenials y demás, sin embargo, lo que sí quiero resaltar es que a pesar de que han pasado ya algunos días desde el 8 de marzo, nunca debemos de olvidar el esfuerzo que todas ellas hacen por posicionarse, por involucrarse cada día más en temas en los que nosotros los hombres “nos sentimos” fuertes y con ventaja.
Hoy la ciencia, la tecnología, la política, los negocios, la acción social, el arte y digámoslo con claridad la vida cotidiana, se encuentran mejor gracias a esa presencia, gracias a la sensibilidad de sus palabras y la férrea convicción de contribuir. No podríamos imaginar un mundo sin la presencia de “esas mujeres” que nos hacen el día, la noche y sobre todo nos invitan a soñar más allá de nuestras propias limitaciones, a todas esas mujeres, mi reconocimiento y admiración, pero sobre todo mi gratitud. ¡Mil felicidades siempre!