Soy un fiel convencido del poder que tiene la visualización de la inyección de estamina que representa el observar el éxito en los demás, el caminar, respirar y vivir la experiencia del logro y objetivos alcanzados.

Debo reconocer que he logrado sensibilizarme a lo largo de los años gracias a la personas que he conocido, a las organizaciones que he visitado desde que he tenido responsabilidades demandando innovación y utilidad pública. He sido increíblemente afortunado.

En este trayecto de responsabilidades -que ya rebasa dos décadas- construyendo valor para mi país y mi región, me he convencido tanto que ya lo he vuelto parte de mi estilo de trabajo y de liderazgo: construir una visión, lo más clara posible, de lo que se pretende construir, de la posición que se quiere alcanzar, del esfuerzo que ellos representará y de las condiciones necesarias para que esto pueda lograrse. Es sumamente necesario saber a donde se quiere llegar, pero es igualmente imprescindible dimensionar el tamaño del esfuerzo para conseguirlo. Siempre he creído en el pensamiento de abundancia, visualizar y desear algo fervientemente, entender el costo en términos de recursos y esfuerzo, y buscar gestionar la autorización y financiación si es que no se cuenta con el recurso. Aunque debo de reconocer que no es tan simple como parece.

Este martes #DesdeCabina celebro y agradezco a quienes han confiado todo este tiempo y reafirmo que si bien las ideas, la innovación y el cambio deben surgir desde el seno de la organización, estas deben acompañarse de una muy buena dosis de visualización, ambición y entendimiento de lo que otros han logrado con éxito al igual que aquello que les ha dejado aprendizaje en el desacierto. Es una forma más poderosa de ver el benchmark o las mejores prácticas de las organizaciones en otras latitudes. Entender lo que ha funcionado o ha resultado de gran aprendizaje para empresas exitosas de primer mundo abre los ojos, pero sobre todo la mente.

Con esta extendida introducción respecto de la importancia de ver más allá de lo conocido y entusiasmarse e imaginar para después materializar, logro entender lo que para otros significa lograr grandes cosas y confirmo que ha significado materialmente lo mismo para mi, atreverse a soñar para construir grandes cosas no es solo un simple ejercicio de observación sino de una profunda introspección y del conocimiento de las propias limitaciones, del contexto que se vive y por supuesto de atreverse. Transformar organizaciones, hacer equipo, ganarse una posición, influir positivamente y generar valor público tiene mucho que ver con definir y hacer, pero mucho de ello empieza con la visualización.

En el trayecto, a lo largo del curso y vida de las organizaciones, con más frecuencia de lo que parece, se presenta esa línea delgada a la que muchos no quieren o no saben acercarse, es un límite en la mayoría de las ocasiones auto impuesto por los propios ejecutivos y el personal, por su gobernanza, su cultura y su entorno, esa línea delgada entre lo posible y lo imposible, que puede brincarse con un primer paso, la visualización.

@Jorge_GVR

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