Decía yo, en la primera parte de esta miniserie, que quiero compartir con mi grupo de lectores -cada vez son más y lo agradezco infinitamente- algunos de los pormenores asociados a la ruta que pronto estrenaremos a partir de octubre en el aeropuerto de Querétaro, el vuelo QRO-MAD.
Primeramente, recordar que desde siempre, -aunque esto quizá es un poco impreciso-, se ha deseado un vuelo que permita conectar el continente americano con algún otro -el más natural y afín a nuestro país es el europeo- desde Querétaro. Incluso de ahí nace, con esa visión, el nombre de la empresa pública, Aeropuerto Intercontinental de Querétaro S.A. de C.V. Hoy por fin este anhelo podrá finalmente cumplirse.
Claro que la idea del vuelo conectando algún país extranjero en otro continente no se esperaba inmediatamente, pero si algún día, pero es real que sí correspondió al aeropuerto y sus ejecutivos durante todos estos años, no quitar el dedo del renglón. Según me han compartido, quienes tienen más tiempo trabajando o relacionados de alguna manera con el aeropuerto, las oportunidades para presentar el caso de negocio a alguna aerolínea que pudiera servir la ruta no han sido pocas, tanto en los eventos de rutas (encuentros internacionales donde coinciden aeropuertos, aerolíneas y otros proveedores de servicios para la industria del transporte aéreo) como en aquellos de promoción turística, se ha buscado presentar la oportunidad, con la información y analíticos que evidencien el mercado potencial a servir entre un posible origen y un destino (el caso de negocio propiamente dicho). Las respuesta han sido variadas pero contundentes desde hace años y desde que se tiene registro de aproximarse a las diferentes aerolíneas susceptibles de apoderarse de la ruta. Nosotros solo, por política de la aerolínea, conectamos ciudad principal (típicamente la ciudad capital) con su contraparte en nuestro origen -respondieron históricamente las diversas aerolíneas bandera-; nuestro vuelos trasatlánticos buscan conectar regiones con varias decenas de millones de habitantes -respondieron otros, desdeñando nuestra región y su potencial-; están muy cerca de la Ciudad de México, y afectaría nuestras rutas existentes -respondieron aquellos que ya conectan de alguna manera a México con alguna capital europea-. Las respuestas fueron variadas y poco esperanzadoras.
Luego vino la pandemia y los momentos coyunturales y políticos en México que aceleraron la democratizaron la aviación, identificándose nuevos modelos de negocio para conectar regiones cuya densidad turística o económica posibilitaba que los analíticos fueran más prometedores e hicieran más sentido. Surgieron o se incrementaron vuelos entre Cancún y diversos destinos europeos y aparecieron también los vuelos desde Monterrey y Guadalajara hacia Madrid, servidos por la aerolínea hoy insignia de nuestro país. Otros jugadores, con diversos modelos de negocios cuestionaron ampliamente el porqué atreverse a conectar el mercado europeo desde otras regiones del país azteca compitiendo con la ciudad capital.
@Jorge_GVR