En Querétaro hay alrededor de 30 mil personas que pertenecen a alguna cultura indígena, en su mayoría otomí, en cuanto a número, podríamos decir que no es una comunidad muy representativa, apenas el 1.8% de la población del estado, sin embargo, la presencia en la ciudad de mujeres indígenas que llegan a vender sus artesanías, sobre todo los fines de semana, es de gran relevancia pues retrata una parte importante de la problemática de nuestra sociedad.
Es interesante escucharlas hablar en su lengua otomí, que ellos llaman hñähñú, pareciera que su condición de bilingües les otorgara un código secreto, un plus de comunicación que no todos gozamos el privilegio de tener. Dominar una lengua de las antiguas culturas prehispánicas debería ser una razón que les hiciera ganar respeto y reconocimiento, sin embargo, esto muchas veces hace que se les margine.
El tema sobre culturas indígenas y la reflexión que de ello podemos hacer es oportuno, pues esta semana, los días lunes y martes, se desarrolló en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York la Conferencia Mundial de los Pueblos Indígenas. La presencia del primer mandatario de la nación Enrique Peña Nieto en ese evento internacional habla del compromiso que su gobierno tiene en la promoción y protección de los derechos de los pueblos indígenas de nuestro país.
En su intervención, el Presidente de la República reconoció que hay desigualdad, discriminación e injusticia y se sumó al llamado para erradicar estas prácticas, pidió aprovechar las experiencias y capacidades de todos los países para solucionar los problemas de los pueblos originarios del mundo.
De este histórico encuentro surgió un documento final en el que todos los mandatarios de las naciones firmantes de la Carta de las Naciones Unidas reafirmaron su compromiso con los propósitos y principios de este documento.
Lo cierto es que entre las intenciones de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de Pueblos Indígenas, adoptada en 2007 y los resultados concretos a este 2014 existe una brecha aún significativa, los países con población indígena siguen teniendo deuda con los pueblos originarios del mundo y entre esos países está México.
Los líderes asistentes a la conferencia se comprometieron a adoptar estrategias para que se alcancen los fines de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas; de igual forma se comprometieron a asegurar la igualdad de acceso a una educación de calidad que reconozca la diversidad de la cultura, la salud, la vivienda, el agua, el saneamiento y otros programas económicos y sociales para mejorar el bienestar.
El compromiso firmado por los mandatarios, entre ellos el presidente Peña Nieto, se extiende a todos los pueblos indígenas, no olvidemos que en nuestro país los más altos índices de pobreza se encuentran justamente en las comunidades indígenas.
En México, según datos de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hay 53.3 millones de personas en condición de pobreza y de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la pobreza afecta al 72% de la población indígena, esto representa 8.2 millones de mexicanos.
La intención del gobierno federal para que las comunidades indígenas sean tratadas con dignidad y en igualdad de derechos, ha quedado manifiesta en este histórico foro internacional, sin embargo, el trato digno y respetuoso no se da solo a través de decretos. El respeto lo debemos dar cada ciudadano.
A diario podemos ver escenarios con la presencia de otomíes en la ciudad, sobre todo mujeres que vienen a vender sus artesanías. Su presencia se ha hecho cotidiana, son parte de nuestro escenario urbano y eso ha hecho que perdamos sensibilidad. Sin embargo, vale reflexionar y reconocer su esfuerzo, el trabajo que realizan para sacar adelante a sus familias. Sin olvidar que en estos grupos es en donde más se acentúa la violencia contra las mujeres, la pobreza, la exclusión y la desigualdad.
Hacemos eco del llamado del Presidente de tratar con dignidad a las personas indígenas de nuestro país y de nuestro estado, los otomíes queretanos son parte de nuestra sociedad, respetemos su cultura y sus tradiciones. Su lengua y sus costumbres son, al final de cuentas, lazos que nos atan a las raíces de nuestro origen, al principio de México como la nación que somos hoy.
Ex presidente municipal de Querétaro y ex legislador federal y local