El próximo domingo 2 de junio México vivirá la jornada electoral más grande de toda su historia, es importante señalar que en el caso de las alianzas, al momento de votar los ciudadanos podrán marcar en la boleta uno o todos los partidos que integran la coalición de su preferencia; de acuerdo con la Ley General de Partidos Políticos “los votos se sumarán para el candidato de la coalición y contarán para cada uno de los partidos políticos”, así que se puede elegir entre sólo un grupo político dejando fuera a los otros de la alianza y el voto es completamente válido.

Esto deja abierta la posibilidad de que al momento de hacer el conteo, un candidato tenga más votos únicamente provenientes de la elección de uno de los varios partidos que abandera y eso significaría que los otros podrían estar en riesgo de desaparecer al no obtener cierto número de sufragios.

El Artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala que “Los partidos políticos nacionales tendrán derecho a participar en las elecciones de las entidades federativas y municipales. El partido político nacional que no obtenga, al menos, el tres por ciento del total de la votación válida emitida en cualquiera de las elecciones que se celebren para la renovación del Poder Ejecutivo o de las Cámaras del Congreso de la Unión, le será cancelado el registro”.

El PRD lucha por su subsistencia entre deserciones y temores de pérdida del registro. Los espacios logrados por el PRD dentro del bloque opositor son los que han podido obtener en función del porcentaje de votos obtenido en las más recientes elecciones.

Hoy el PRD no gobierna ningún estado, no tiene registro local en 19 entidades y su porcentaje de votación en el pasado proceso electoral federal de 2021 fue de apenas 3.6 por ciento.

Otras razones por las que podría perder su registro son porque no participaron en un proceso electoral ordinario y no obtuvieron en la elección ordinaria anterior el 3% de los votos de las elecciones para presidente, Senadores o Diputados.

Especialistas en derecho electoral, explican que la polarización actual exige que los partidos se destaquen y atraigan al electorado, ya que los votos de las coaliciones no se traducen directamente en apoyo para los partidos, sino para los candidatos específicos. Lo anterior se deriva de la Reforma Electoral aprobada en 2014 por el Congreso de la Unión que impide la transferencia de votos a través de convenios de coalición.

Es decir, los votos no pueden distribuirse entre los partidos, y cada uno debe obtener al menos el 3 por ciento de la votación válida por separado. Además, en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales se establece que independientemente del tipo de elección y del convenio de coalición, cada partido político aparecerá con su propio emblema en la boleta electoral. Los votos se sumarán para el candidato de la coalición, pero contarán por separado para cada partido. En ningún caso se permitirá la transferencia o distribución de votos mediante convenios de coalición.

El Partido de la Revolución Democrática es el caso que mayor riesgo tiene de perder el registro debido a la drástica caída en votos y representación territorial que ha tenido en los últimos años, pues pasó de tener hasta más de 15 millones de votos en las elecciones presidenciales del 2012, a apenas contar con un millón 602 mil votos en las elecciones presidenciales pasadas.

A pesar de que los votos obtenidos por el PRD en la elección presidencial no superaron el 3 por ciento, el partido conservó el registro ya que en la votación para el Congreso de la Unión obtuvo el 5.26 por ciento, con 2 millones 982 mil 826 sufragios para senadores y el 5.29 por ciento con 2 millones 959 mil 800 votos para diputados federales.

Ahora el PRD debe conservar su registro obteniendo el número de votos suficientes en la cámara de diputados, para que la Alianza obtenga la mayoría calificada en la cámara, y en su caso, corre la misma suerte el Partido del Trabajo.

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