15/05/2014 |00:03Jesús Rodríguez Hernández |
Redacción Querétaro
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México como país en desarrollo tiene frente a sí grandes retos, aspectos como el desempleo, la desigualdad social o la exclusión que impiden el desarrollo humano, contrario a ello, registra significativos avancen en el terreno macroeconómico como las inversiones, las exportaciones o el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Estos contrastes nos llevan a la conclusión de que, para un país en desarrollo, el crecimiento económico no garantiza necesariamente el desarrollo humano, este último va mucho más allá.

El concepto de Desarrollo Humano implica reducir los niveles de desigualdad social y para ello el camino es el de tomar en cuenta a las personas, cada quien debe crecer en base a sus potencialidades, pero está claro que este ejercicio requiere de la suma de los esfuerzos de todos.

El Estado es el responsable de crear el ámbito político y jurídico propicio para que el sector privado genere el empleo e ingresos, por su parte a la sociedad civil le corresponderá facilitar la interacción política y social, esto lo podrá alcanzar con el movimiento de grupos para su participación en las actividades económicas, políticas y sociales.

Este ejercicio parece simple, sin embargo, implica un enorme aparato en el que vamos todos, pues cada quien está en alguna parte de estos sectores de la economía y el funcionamiento de este gran engranaje precisa de que cada quien haga su parte.

Para conocer los resultados, no basta con medir las ganancias económicas, ni si se incrementó el PIB, o si crecieron las exportaciones. El ejercicio se podrá calificar como exitoso, solo si el resultado nos arroja que se logró el desarrollo humano, pues como ya señalamos, esto implica reducir los niveles de desigualdad social y crecer en base a las capacidades de cada quien.

Desarrollo humano significa progresar socialmente, fortaleciendo las potencialidades humanas.

Ante ello, podemos comenzar por admitir que los mexicanos tenemos mucha tarea por delante, sobre todo como sociedad civil; entender que el viejo modelo en el que el Estado decidía, formulaba y operaba la política sin tomar en cuenta a la ciudadanía, poco a poco está quedando atrás. El nuevo modelo alienta la participación social y en ello van, no solo acciones de descentralización, implica también un marco de transparencia en todas las acciones públicas.

La experiencia histórica nos dice que el desarrollo humano no lo logra el Estado por sí mismo, tampoco la sociedad o el sector empresarial de manera aislada, es indispensable la suma de esfuerzos para que las personas de todos los estratos socioeconómicos puedan comenzar a participar en decisiones que afectan sus propias vidas, y poder hacerlo en un marco de libertad y sin estar sujetos al hambre, a la pobreza o a la exclusión.

Sumarnos en el objetivo de potenciar las capacidades de cada mexicano, ese es el reto. Trabajar unidos en este proceso para que cada individuo, grupo, comunidad, institución o el país entero, desarrollen sus capacidades de realizar acciones, resolver problemas y de lograr metas.

Estamos en un momento histórico en el que debemos aceptar que el Estado proveedor de los servicios y único actor responsable del desarrollo ha comenzado a quedar atrás, el nuevo concepto nos tiene a cada quien reservada una responsabilidad. En la medida en la que la cumplamos estaremos aportando para lograr un auténtico desarrollo humano.

Ex presidente municipal de Querétaro, ex legislador federal y local

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