Iliana Padilla

Querétaro y la resiliencia hídrica: una conversación impostergable

La pregunta de fondo es cómo construir un debate donde el bien común esté al centro

En Querétaro el debate sobre el agua está abierto y es necesario. La discusión ha despertado interés social, posicionamientos empresariales y nuevas iniciativas públicas. También se ha politizado, y ahí radica un riesgo que debemos atender: cuando cada actor busca llevar agua a su molino electoral, se pierde la oportunidad de construir acuerdos duraderos. El agua no puede ser campo de disputa partidista. Es un asunto de interés público que exige altura de miras y responsabilidad compartida.

La pregunta de fondo es cómo construir un debate donde el bien común esté al centro y la polarización quede atrás. La política hídrica del estado requiere diálogo técnico, evidencia y disposición para corregir lo que no funciona. Querétaro ha logrado sostener su crecimiento con estabilidad, pero esa estabilidad depende de qué tan sostenible es su modelo de desarrollo en el corto, mediano y largo plazo. La disponibilidad de agua define el ritmo de la urbanización, la capacidad industrial y la calidad de vida de la población.

Por eso resulta tan importante abrir espacios de diálogo informados. Esta semana, en la UNAM Querétaro, se llevará a cabo un foro dedicado a discutir la resiliencia hídrica del estado. Participarán especialistas, representantes del sector productivo, funcionarias y funcionarios . El propósito es revisar los retos actuales, las evidencias científicas y las posibilidades de cooperación entre sectores. Se trata de generar una conversación organizada, basada en datos y con la participación de quienes estudian, gestionan y usan el agua todos los días.

La evidencia reciente muestra que el estado enfrenta presiones hídricas cada vez más complejas: sequías recurrentes, sobreexplotación de acuíferos, incremento de costos energéticos para el bombeo y una demanda que crece al ritmo de la expansión urbana e industrial. Querétaro necesita políticas de gestión integradas, inversión en tecnologías de tratamiento y un sistema de información abierto que permita decisiones públicas verificables.

El foro académico puede ser un punto de partida para ordenar la conversación, integrar perspectivas y reconocer que la sostenibilidad hídrica es también sostenibilidad económica. El desarrollo del estado depende de la forma en que administre su recurso más limitado.

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