Hablar de San Pedro Garza García es hablar de una rareza en el mapa municipal mexicano y, en realidad, latinoamericano. Mientras la mayoría de las localidades del país lucha por ofrecer servicios básicos, seguridad y espacios públicos con presupuestos limitados, este municipio opera bajo otra lógica. Cerca de la mitad de sus ingresos proviene de fuentes propias —impuestos, derechos y aprovechamientos—, a diferencia de la mayoría de los municipios que dependen casi por completo de transferencias federales y estatales. Según estimaciones de Fitch Ratings, el PIB per cápita supera los 79 mil dólares, y su recaudación predial p.c. supera los 6 500 pesos, la más alta del país, frente a un promedio nacional que apenas ronda los 500 a 600 pesos por habitante.
Confieso que también caí en el juicio rápido de pensar que la experiencia de SPGG, con su abundancia, tenía poco que decirnos sobre los retos de gobernar en los contextos duros del país. Sin embargo, Contracorriente, donde Miguel Treviño narra su paso de candidato ciudadano a alcalde entre 2018 y 2024, demuestra que incluso en territorios prósperos gobernar implica tensiones reales. En un momento en que muchos gobiernos muestran resistencia a los contrapesos y a la deliberación pública, el libro propone pensar el poder desde la corresponsabilidad. “¿Cómo gobernar un municipio con 130 mil alcaldes?”, pregunta Treviño al describir una ciudadanía con recursos, con influencia y con expectativas propias; un grupo diverso que no siempre coincide entre sí ni con el bien común. Articular esas voces, lograr que el gobierno no sea rehén de intereses particulares ni simple administrador de privilegios, exige más que liderazgo.
Con el tiempo, Miguel Treviño entendió que esa diversidad de intereses, lejos de disolverse, podía convertirse en una herramienta útil para el gobierno, pues esta energía podía encauzarse mediante instituciones claras. Los consejos ciudadanos se fortalecieron como un mecanismo para ordenar la participación y darle forma al disenso: espacios donde distintos grupos económicos, vecinales o sociales pudieran deliberar sobre proyectos comunes, desde parques hasta la seguridad. Estos consejos, además, buscarían la continuidad de los programas más allá de los tiempos administrativos.
Respecto a estos retos y resultados, surgen preguntas necesarias. ¿Cómo se integró en los consejos ciudadanos a ese pequeño pero significativo porcentaje de habitantes que vive en condiciones menos favorecidas - alrededor del cinco por ciento de la población (INEGI, 2020)? ¿Cómo evitar que los mecanismos de participación se conviertan en foros de validación para las élites y no en espacios de deliberación plural? ¿De qué manera garantizar que la pluralidad —económica, generacional y de género— se vea reflejada en las decisiones colectivas? ¿Y qué significa hablar de contrapesos en otros municipios, donde los pesos —económicos, simbólicos o de influencia— se reparten de forma desigual? Es aquí donde la equidad se convierte en el verdadero desafío: una gobernanza que no solo sea técnicamente sólida, sino socialmente justa, donde todas las personas, independientemente de su posición económica o política, encuentren su lugar en la definición del bien común.
Este martes 28 de octubre, Miguel Treviño estará en la UNAM, campus Querétaro, para presentar su libro Contracorriente. Será una oportunidad para conversar con él sobre los dilemas de gobernar desde la ciudadanía, los límites del poder y la posibilidad de construir gobiernos que escuchen, integren la diversidad y fortalezcan lo público. La cita es en el CID de la ENES Juriquilla, a las 12:00 horas. Les esperamos.