Languidece la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Con la salida del ministro Luis María Aguilar Morales, el número de ministros del pleno de la Corte se reduce a 10, menos las 3 ministras de Morena, la composición real es de 7 ministros no subordinados al Poder Ejecutivo. Con la denominada supremacía constitucional en manos del Poder Legislativo, terminó el Poder constitucional que ejercían los ministros en el seno de la SCJN. A la deriva el constitucionalismo como lo conocíamos hasta hace algunos días. Pronto será colonizado el Poder Judicial de la Federación con integrantes o simpatizantes del partido en el poder; ejemplo de ello, 3 participantes: Bernardo Bátiz, Estela Ríos y Celia Maya. Morenistas plenamente identificados como las 3 ministras propuestas por López Obrador, quienes también aspiran a participar en el proceso electoral como “candidatas” a ministras. Pronto tendremos un Poder Judicial totalmente politizado, alejando de la experiencia y capacidad en el ámbito judicial; habrase perdido la autonomía e independencia judicial.
¿Democratización de todos los cargos de juzgadores? ¿Acabar con la corrupción judicial por medio de elecciones? Falacias del populismo. La justicia no debe estar sometida a procesos electorales. La tremenda ignorancia de un sector del “pueblo”, sin embargo, avala el nuevo sistema judicial que pronto arribará al Poder Judicial. A propuesta del entonces presidente de la República, aprobada por el Congreso de la Unión, eliminaron las virtudes de la capacidad, la experiencia, el estudio y conocimiento en la impartición de justicia, para permutarlas por la “popularidad” en las urnas. México tendrá jueces populares, mas no capaces; impartidores de justicia subordinados a los Poderes Ejecutivo, Legislativos y fácticos; la mayoría de ellos y ellas, aliados del partido político en el poder. Ineludiblemente se perderá la independencia judicial.
El origen de la destrucción del Poder Judicial es de todos conocido. El entonces presidente no pudo quebrar el Estado de Derecho. Muchas decisiones ejecutivas fueron declaradas inconstitucionales. Aberrantes declaraciones como aquella en la que AMLO confesó haber tenido el apoyo irrestricto del entonces ministro y presidente de la SCJN, Arturo Saldívar, ahora abyecto miembro del Poder Ejecutivo; inconfesable amasiato de 4 años. Con la salida de Saldívar de la Corte, inició el perverso proceso de destrucción política, legislativa y legal del sistema judicial para someterlo a la voluntad del gobernante.
Analista legislativo. @HectorParraRgz