No cesa el hostigamiento del presidente López Obrador en contra del Poder Judicial. Sigue utilizando la tribuna del Poder Ejecutivo para vilipendiar las funciones de los impartidores de justicia e insiste en que deben ser electos por el pueblo, dado que los actuales jueces, magistrados y ministros “no hacen nada por el pueblo”; están al servicio de una minoría. Sin embargo, evade su obligación en materia de seguridad pública, responsabilidad directa que recae en el titular del Poder Ejecutivo; más de 165 mil homicidios, más de 40 mil desaparecidos; si acaso se lamenta por los hechos violentos, como sucediera en pasado fin de semana, tan solo en Nuevo León, fueron asesinadas 12 personas.

Claro que no puede lucrar políticamente con la muerte de miles de mexicanas y mexicanos, es mucho más productivo mediáticamente culpar a los impartidores de justicia e imputarles la responsabilidad de dejar en libertad a presuntos responsables, vía el ejercicio de la práctica del Derecho. Le molesta que le hayan otorgado varias suspensiones al fiscal del Estado de Morelos, para él es “influyentismo”, nada que ver con la aplicación estricta del Derecho y violaciones a los derechos humanos de los inculpados. La misma referencia hizo en relación a Juan Collado, quien logró su libertad provisional (no fue absuelto); para el presidente es “influyentismo” la razón de la salida de los acusados y no la aplicación de la justicia. En el entendido que el presidente Andrés López Obrador, desconoce todas las reglas procesales en materia penal, así como el privilegio de respetar y hacer respetar, por todas las autoridades, los derechos humanos y en caso de violaciones, las autoridades judiciales hacen cumplir a las autoridades omisas y violadoras de derechos, a que se ajusten al marco constitucional.

Inaudita la tozudez del presidente López en pretender desprestigiar mediáticamente las funciones y la autoridad de jueces, magistrados y ministros, por cuestiones meramente ideológicas y por no subordinarse a la voluntad del supremo poder que pretende arrogarse. Mientras el titular del Poder Ejecutivo incumple con sus responsabilidades, prefiere entretenerse criticando el ejercicio independiente y autónomo de las funciones de los miembros del Poder Judicial. Así oculta y distrae la atención sobre los abusos, errores e incapacidades de las autoridades bajo su mando, así como las correspondientes a la Fiscalía General de la República. A López Obrador se le desbordó la violencia y no la puede controlar.

Analista legislativo. @HectorParraRgz

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