Literalmente en las últimas semanas ha caído una “tormenta de críticas” de aquellos vecinos que ha visto inundadas sus propiedades por la “pertinaz lluvia” que se ha dejado venir desde las costas mexicanas. Y los críticos naturales del sistema, como aquellos que pretenden llevar “agua a su molino”, agudizan el “aguacero” político.
Culpas van y vienen porque no se atiende la infraestructura hidráulica de la ciudad y de las áreas conurbadas. Los grandes drenajes se han plantado en varias partes de la ciudad para el rápido desahogo de las aguas pluviales, pero no han servido o no se dan abasto.
Solo como ejemplo: ¿recuerdan los enormes tubos en Constituyentes o en Circunvalación; el vaso regulador de Lomas de Casa Blanca? O bien obras como “El Tángano” que se construyó frente a la Alameda Hidalgo, serviría para contener parte de las aguas que convergen en la zona Centro, para llevarlas al Río Querétaro, sin embargo, la obra nunca sirvió y quedó bajo tierra llena de polines y madera. Ya nadie se acuerda, fue invadida por los “ambulantes”.
Irresponsablemente durante muchos años administraciones otorgaron cambios de uso de suelo por doquier y los constructores se llenaron los bolsillos de dinero, quienes no construyen obras hidráulicas para el drenaje pluvial; sí, con la anuencia de la autoridad. Inconscientemente construyeron en partes bajas del llano queretano que tradicionalmente se inundaba año con año; bueno en esas zonas se alzaron cientos de casas y edificios; no hubo obras de drenaje pluvial que mitigaran las lluvias. Nada. Lo antes eran parcelas que bendecían el agua, ahora son casas cuyos propietarios maldicen el agua. Lo más sencillo es culpar a la autoridad en turno.
Colonias, calles, avenidas, pasos a desnivel, centros comerciales se ven inundados por las aguas pluviales ante la imposibilidad de salir rodando por las vías naturales; no, estas fueron taponeadas, clausuradas, convertidas en dique; por eso las inundaciones. Y no falta quien pretenda justificar esta problemática con la caída de “lluvias atípicas”. Falso. Quienes hemos vivido por más de 50 años en esta hermosa Ciudad de Querétaro, bien conocemos que los “encharcamientos” se multiplicaron.
Pero no todo está perdido. Un buen plan de obra hidráulica y una gran inversión pública, compartida con muchos abusivos fraccionadores —generadores de estos problemas— pueden solucionar en gran medida la problemática. La dificultad estriba en el no lucimiento de esas obras porque la mayor parte del año a nadie benefician y eso, políticamente no es redituable para los políticos.
Y a todo esto habrá que añadir la franca irresponsabilidad de miles de queretanos que tiran basura por todas partes, de todos tamaños que agudizan el problema, taponeando las enclenques salidas, drenajes o drenes.
Es lamentable, después de un “aguacero” observar las rejillas del drenaje tapadas con basura; las calles y las avenidas se convierten en arroyos que concentran el agua en las partes bajas. La solución es tripartita. Autoridades, empresarios y sociedad. Juntos lo hacemos mejor. La autoridad debe coordinar todos los esfuerzos. Seguramente las cosas mejorarían sustancialmente.
Analista legislativo